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domingo, 1 de mayo de 2011

ATLAS 2010 OCTUBRE. DÍA 4

DÍA 4. DEMNAT-LA CATEDRAL DE ROCA. 200 KMS

La cuarta jornada se presentaba como una reedición de la misma etapa que Amarok y yo cubrimos en abril de 2009 y la abundancia de nieve en aquella fecha complicó en exceso el recorrido.Teóricamente, la bonanza atmosférica de octubre 2010 nos debía brindar unas condiciones óptimas y el terreno no presentaría mayores problemas. 
Sin embargo, el día comenzó con un pequeño sobresalto: la cadena de la Superenduro trepidaba incesantemente, profiriendo un ruido de choque de metales muy preocupante, y nos vimos forzados a parar a poco de salir de Demnat. La avería era evidente: la noche anterior Óscar se dio cuenta de que había perdido un tornillo de los que sujetan el subchasis y había subsanado el asunto con el primer tornillo que encontró en una ferretería, pero el tornillo era demasiado largo y la cadena, al estirarse y saltar, chocaba con dicho tornillo. Con un buen número de arandelas a modo de espaciadores quedó solventado el incidente, y al poco rato estábamos ya subiendo por una machacona y resbaladiza pista de tierra rojiza hacia el Tizi n'Amarskine. Una vez coronado este puerto y dejando a nuestra derecha el inmenso y profundo valle del Assif Zawyat llegamos hasta el vado de Immi n'Ouaqqa, donde inesperadamente nos encontramos un gran socavón:
Había que volver atrás, buscar una bajada cómoda hasta el río y procurarnos más adelante una subida hacia la otra ribera.
Lo primero fue sencillo. Sorteando pedruscos de diverso calibre,
y circulando un trecho por el riachuelo
enseguida llegamos a la altura del vado,
y unos cuantos metros más allá dimos con la senda de circunvalación, algo empinada, sobre todo para una bicilíndrica, pero con ayuda, culminó:
Con la inestimable ayuda de las asistencias locales y ante la mirada expectante de unos cuantos chavales, la 640 también subió:
El turno de Amarok:
Y finalmente yo. A esto se le llama subir en volandas, así cualquiera:
Nuestros inesperados colaboradores nos avisaron de que a los pocos metros encontraríamos un nuevo agujero, y así fue. Bonitos estratos, ¿no?
De nuevo nos echaron un cable para salir del atolladero:
Alguna moto casi se nos escapa,
y alguna otra nos hizo ponernos serios,
pero al final, todos arriba:
Superados los socavones, avanzamos plácidamente hasta una solana donde se ubica Tarbat n'Tirzal,
un pueblo por donde callejeamos brevemente en busca de la bajada hacia el valle.
en este montaje se puede apreciar el contraste entre abril y octubre:
Qué colores.
 
Tras el descenso hasta el valle, comenzamos el ascenso del Tizi n'Tghist:
 
Fue entonces cuando en una revuelta coincidimos con otro endurero, Poli, que venía en dirección contraria con su WR250. Nos contó que su compañero nekop había tenido una avería y que se había quedado solo, pero que continuaba adelante de todas maneras. También nos alertó sobre las serias dificultades que encontraríamos al día siguiente entre la Catedral de Roca y Anergui, máxime si una 950 formaba parte de la pandilla. Después de desearle mucha suerte en su aventura solitaria, y algo pensativos a causa de las preocupantes noticias sobre la ruta, proseguimos nuestro viaje a través de valles con innumerables aldeas:
Poco antes de inciar la subida al Tizi n Tirghist, Óscar detuvo su máquina alarmado por el contínuo goteo de gasolina de su super tanque:
A primera vista la reparación hecha el día anterior no había cerrado totalmente la fuga, pero un nuevo e inesperado factor ayudaría a solucionar la avería: cada vez que se destapaba el depósito, los gases acumulados escapaban con gran presión, señal de que el respiradero del tapón estaba obturado y que esos mismos gases escapaban por el punto más débil del tanque: la sonda del combustible. Un simple intercambio de tapones fue suficiente para olvidarnos definitivamente del asunto.

Continuamos el ascenso, pasando por zonas que unos meses antes nos dieron bastante trabajo. Al fondo, el Jbel Azourki, de 3600 mts:
Finalmente, llegamos al Tizi n'Tirghist, de 2600 mts, donde tratamos de imaginarnos la altura de la nieve en abril del año anterior:
Siguió más pisteo por entre lomas calvas que en otras ocasiones fueron blancas
y posteriormente un descenso prolongadísmo con algunas pausas donde algunos contrastamos opiniones sobre motos ajenas:
Ya en las proximidades del Assif Ahansal, durante muchos kilómetros condujimos por zigzagueantes pistas,
con el sol de cara,
mientras el relieve se tornaba imponente,
hasta llegar a la catedral de Roca,
donde pasaríamos la noche en el albergue cercano. Al atardecer, algunos nos bañamos en el Assif Ahansal para quitarnos el polvo del camino y también nos acercamos hasta la aldea más próxima para repostar, una vez más, con gasolina "de bidón".

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