DÍA 3. TABOURAHTE-VALLE DE TESSAOUT-BOUMALNE DADES. 280 kms
Con la sensación de que habíamos desperdiciado un
bonito tiempo descansando la segunda jornada, reanudamos la excursión al
tercer día. Nos dirigimos primero hacia Ouarzazate y después tomamos
rumbo norte conduciendo sobre monótonas llanuras y pistas polvorientas,
amén de pedregosas.
Predominio de colores cenicientos u ocres y nubes de polvo a lo largo de todo el camino.
Progresivamente las pistas fueron ganando altura y poco después llegamos al valle del Tessaout, donde hubo que cruzar el río en innumerables ocasiones, pero por desgracia no hay fotos. Con tanto vadeo, la WR mostró los primeros síntomas de una hidrofobia aguda, y ya nos avisó de lo que nos esperaba en adelante: cuatro gotas y ya no arranca.
Poco después de Amezri abandonamos el valle y nos fuimos de nuevo a los puertos,
y a la que nos vimos sobre terreno seco echamos pie a tierra para eliminar el exceso de agua en las botas.
Una vez medianamente secos, más marcha hacia el Tizi-n-Oulaoun.
Y poco más tarde, la ascensión seria del día, desde la aldea de Tighzzirine por senda hasta este páramo concretamente,
donde la Husqvarna volvió a calentarse más de lo deseable. Visto que todavía quedaba mucho por ascender y que la sueca lo iba a pasar mal, decidimos que Fernando y yo daríamos media vuelta y nos encaminaríamos directamente al probable final de etapa; los otros tres, seguirían adelante con la subida.
Chino chano, los primeros fuimos tirando cuesta abajo y nos fuimos camino de Boumalne Dades atravesando la llanura de Azaghar-n-Yigr, donde poco más tarde nos alcanzaron los tres compañeros restantes.
Según nos contaron, dejaron la subida por imposible al poco de marchar nosotros, así que otra vez volvimos a ser cinco para sortear los obstáculos del camino.
En cuanto pudimos, solucionamos los problemas más urgentes:
tomar unos refrescos y buscar en una ferretería un empalme en forma de T para reemplazar la pieza original de la Husky.
Y por la noche, en el hotel de Boumalne Dades, sesión extra de bricolaje y a dormir.
Predominio de colores cenicientos u ocres y nubes de polvo a lo largo de todo el camino.
Progresivamente las pistas fueron ganando altura y poco después llegamos al valle del Tessaout, donde hubo que cruzar el río en innumerables ocasiones, pero por desgracia no hay fotos. Con tanto vadeo, la WR mostró los primeros síntomas de una hidrofobia aguda, y ya nos avisó de lo que nos esperaba en adelante: cuatro gotas y ya no arranca.
Poco después de Amezri abandonamos el valle y nos fuimos de nuevo a los puertos,
y a la que nos vimos sobre terreno seco echamos pie a tierra para eliminar el exceso de agua en las botas.
Una vez medianamente secos, más marcha hacia el Tizi-n-Oulaoun.
Y poco más tarde, la ascensión seria del día, desde la aldea de Tighzzirine por senda hasta este páramo concretamente,
donde la Husqvarna volvió a calentarse más de lo deseable. Visto que todavía quedaba mucho por ascender y que la sueca lo iba a pasar mal, decidimos que Fernando y yo daríamos media vuelta y nos encaminaríamos directamente al probable final de etapa; los otros tres, seguirían adelante con la subida.
Chino chano, los primeros fuimos tirando cuesta abajo y nos fuimos camino de Boumalne Dades atravesando la llanura de Azaghar-n-Yigr, donde poco más tarde nos alcanzaron los tres compañeros restantes.
Según nos contaron, dejaron la subida por imposible al poco de marchar nosotros, así que otra vez volvimos a ser cinco para sortear los obstáculos del camino.
En cuanto pudimos, solucionamos los problemas más urgentes:
tomar unos refrescos y buscar en una ferretería un empalme en forma de T para reemplazar la pieza original de la Husky.
Y por la noche, en el hotel de Boumalne Dades, sesión extra de bricolaje y a dormir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario