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miércoles, 20 de abril de 2016

PRIMAVERA 2016. PREPIRINEO DÍA 1



Hacía unas pocas semanas que me había hecho con una Husqvarna 350 de segunda mano pero una inoportuna y pertinaz bronquitis me había impedido estrenarla debidamente. Me había limitado a dar vueltas con ella en mi óvalo particular, o sea, entre las columnas del párking de la comunidad de vecinos. Mejoré lo justo de los bronquios y al cabo de unos días finalmente llegó el momento de estrenarla. Un jueves le hice los primeros 15 kms al lado de casa para comprobar que arrancaba, aceleraba y frenaba en medio de la montaña y el viernes por la tarde marché hacia Llecers en compañía de AntonioByRekluse para rodar un par de días en otras latitudes.

SÁBADO. VUELTA POR EL SEXMONT. 170 kms

El sábado dimos un gran vueltón, primero por el Sexmont de Buries y luego por el de Arces. Yo estuve concentrado todo el tiempo en familiarizarme con la nueva máquina, así que hicimos pocas fotos, pero que nadie piense que faltó acción. Hasta la cima de Sant Mamut puede decirse que no hicimos ni una pausa.




Las motos, idénticas. Parecemos clones :lol: . Comparada con la Husa 450, la Husky 350 mejora bastantes cosas: "tiene" suspensión trasera, y "tiene" asiento, y en general es más cómoda, fácil de conducir, chasis flexible, tumbas con facilidad, das gas con confianza, etc. Los bajos no son los de la 450, evidentemente, y tampoco da sensación de ser precisamente más ligera en parado, pero el resto del paquete parece que compensa.

Pasamos la mañana por terreno conocido y sobre el kilómetro 80 hicimos una pausa para comer un bocata en Balarrasa. Seguimos rumbo a Agre donde teníamos previsto introducir alguna novedad en el track, cosa que finalmente no sucedió porque la senda deseada era totalmente impracticable. El plan B para alcanzar el coll d'Arces también fracasó porque nos topamos con una carrera pedestre, total que subimos el puerto por asfalto y descendimos la cara norte por el sendero oficial.





Nos costó trabajo dar con la traza de la senda buena a causa de la nieve,




pero una vez nos metimos en faena nadie pudo detenernos.





A medida que bajábamos de cota la nieve fue desapareciendo y ya pudimos pilotar decentemente y no remando torpemente por los neveros.




Se trata de una bajada tan prolongada y con tanto desnivel, que tienes tiempo de disfrutar de un terreno y una vegetación siempre cambiantes: arbustos y nieve en el collado, bosque cerrado a medio descenso, y prados ya en el valle.




Obstáculos en formato arbóreo nos obligaron a descabalgar y despejar la senda. Suerte que pasamos nosotros por aquí, porque el resto de ususarios del GR esquivan el árbol caído y adiós muy buenas, ya lo limpiará algún desgraciado. 




Finalmente, concluímos la larguísima bajada en santo lugar de mi devoción. 




Era ya el final de la tarde, bajaban las temperaturas y tocaba retirarse.




Al hotel llegamos justo antes del anochecer. Los objetivos del primer día se habían cumplido: yo había probado la moto intensamente y Toni se había estrenado en alta montaña. El domingo, pues, elevaríamos el nivel.





Las cosas por aquí han cambiado notablemente en los últimos 40 años. Nuestro resort no era más que un proyecto en 1976.




Y el vídeo resumen. Nunca había tenido una moto con tan poca retención y con un freno trasero tan difícil de modular, así que me tocó sufrir en las bajadas. Fue culpa mía también por venir con la moto así, prácticamente sin probarla.


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