ELIZONDO 2017 VERANO
Sería una vuelta turística por el norte de dos días
nada más, y es que Javi y yo básicamente somos partidarios del turismo
de iglesias, museos y monasterios,
Las fotografías engañan: la chicharra cantaba como loca y el lorenzo nos doraba la piel sin compasión.
Hasta la gasolinera de Fuente la Neira hicimos una sendita y poco más. Luego nos introdujimos en la canal de Berdún y anduvimos un buen trecho paralelos al Pirineo. Cerca de Tierrasalva nos volvimos a liar en otro sendero ya clásico.
Insisto: música de cigarras y sufriendo la canícula. Para colmo una pista estaba bloqueada por una verja y tuvimos que meternos un kilómetro y medio por el lecho de un río reseco. Nos lo tuvimos que trabajar, pero con fé y sudor salimos adelante.
Ya en la provincia de Navarra el bosque adquirió de veras un aspecto más húmedo y septentrional.
Suerte tuvimos que en la ermita de San Ririko, el aljibe, milagrosamente, guardaba agua para dos sedientos endureros. La bajada por la cara norte fue así más fresca y llevadera. Rodar a la sombra de las hayas es siempre un lujazo.
Por cierto, habían abierto una pista forestal monstruosa para la extracción de madera, pero aún así la senda se mantiene prácticamente intacta.
El valle de Salazar lo recorrimos básicamente por asfalto, y ya cerca de
los Pirineos volvimos a las pistas. En las cercanías de Roncesvalles
rodamos envueltos en niebla durante un buen rato.
El tiempo se nos echaba encima y no hubo tiempo para muchas fotos.
Prácticamente no paramos hasta meternos en territorio francés.
En estas colinas de Iparralde siempre se rueda sobre terreno blando y fresco. Si tenemos en cuenta que habíamos pasado la maña inmersos en un secarral, se entenderá que esta parte del recorrido fue especialmente gratificante.

Además siempre hay senditas entretenidas por donde los kilómetros pasan volando.
A la derecha, Francia; a la izquierda España. Aquí recorríamos exactamente la divisoria entre países.
La entrada otra vez en Navarra fue exigente: muchas sendas, luz menguante y cansancio acumulado de todo el día. Lo sentimos pero no hay fotos, teníamos prisa por llegar antes del anochecer.
A la mañana siguiente la niebla nos volvió a sorprender camino del collado de Ibañeta.
Para entonces ya habíamos optado por un retorno conservador y básicamente asfáltico, así que este segundo día no tuvo mucha historia. Habrá que volver con más tiempo y mejor meteorología.
FIN.