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viernes, 3 de agosto de 2012

GEORGIA 2012. DÍA 4. MESTIA-AMBROLAURI

GEORGIA 2012. DÍA 4. MESTIA-AMBROLAURI. 210 KMS

Llegaba el momento de cambiar de región. De Svaneti pasaríamos a Racha, abandonando el gran Cáucaso para visitar una zona menos elevada pero igualmente accidentada.


Por si alguien tenía dudas, sí, en algún momento lavé la ropa de batalla.



Y por si alguien quiere alojarse en casa de Valodia Khergiani, aquí está la dirección,



aunque ya le aviso de que la calle, como tal, no existe. Llegar hasta allí es como una gymkhana. Si lo consigues dormirás y comerás de lujo por poco dinero, pero ya digo que primero hay que pasar una prueba combinada de orientación y obstáculos.

La mañana estaba soleada y me brindó la posibilidad de sacar una foto decente con el Ushba al fondo.



A continuación, tomé la pista hacia Ushguli, pero me desvié en Lalkhori para dirigirme a Khalde, y desde allí intentaría aproximarme a uno de los glaciares que bajan desde el Shkhara (5193 mts), el 3er pico más alto del Cáucaso, la cima más a la derecha de la foto inferior.



La ruta, bastante desolada y compleja, como todas las de aquí, alternando charcos, surcos, jungla, arenas movedizas, torrentes, etc.



Llegó un punto en que seguir era imposible, pues todo el suelo estaba enfangado. La pradera que antecedía al glaciar era en realidad un pantano, aunque las hierbas altas pudieran sugerir que se trataba de un bucólico prado. Si me llego a atascar en el barro, con la moto totalmente cargada, doy fe de que no salgo. Las trampas pequeñas hasta allí pude superarlas con mucho tiento y precaución, con algún enganchón puntual, pero intentar progresar por una marisma era excesivo.



En el mapa inferior aparece mi ruta dibujada en rojo a la derecha.



Si hubiese encontrado el acceso al camino dibujado en naranja habría podido ascender al collado Chkhutnieri y "enlazar" con la ruta del día anterior desde Adishi, pero no di con dicho camino, estaría cegado por el barro o la vegetación, o tal vez fui yo el cegato. El caso es que no lo conseguí y no puedo más que conformarme con este vídeo ajeno que muestra desde el collado la zona que recorrí el día anterior y las vistas que me perdí por no subir el puerto.


Tocaba retirada.


El premio de consolación fueron las vistas, siempre fantásticas, de aquel valle de Svaneti.



Atrás quedaron Khale



y algunos de sus escasos habitantes.



En Ushguli coincidí con unos traileros checos que había conocido el día anterior.







Paré a saludarles y a tomar una birra. El único que hablaba inglés me auguró un viaje problemático por no saber ruso. El resto se lanzaron como bestias hambrientas sobre el khachapuri que sacó la mesonera minutos después. Podían haberme avisado de que iban a comer y que me pidiera algo para acompañarles, pero no fue así. Sabían perfectamente que viajaba solo y que un poco de camaradería no me iría nada mal, pero pasaron bastante, así que apuré la cerveza y me fui a hacer una visita al glaciar Shkhara, el último de mi lista.

Camino del glaciar, a un kilómetro escaso del bar, unos cerdos como estos



estaban chapoteando en un charco gigantesco en medio de mi trayectoria. Los muy marranos no se apartaban así que me salí un par de metros del camino para rodearlos pasando por una inofensiva alfombra de hierba, con tan mala fortuna que me quedé clavado de golpe en el barro hasta la rodilla. La concentración que me había salvado de caer en trampas similares en la montaña me faltó en este caminillo local, y las pasé canutas para salir del lodo. Todos sabemos los kilos extra que pesa una moto llena de barro, y si a eso le sumamos otros kilos suplementarios de equipaje tenemos un cóctel muy asqueroso y pesado.

Salí negro, literalmente. Para colmo poco después me topé con un puente en reparación, no quedaba más que el esqueleto y no existía vado alguno tampoco. Tuve que regresar sobre mis pasos camino de Ushguli, pasar por el lado del bar donde los checos seguían papeando y seguir ruta hacia el puerto de Zagar.



Me detuve en una de las numerosas cascadas que jalonan la ruta y con paciencia lavé la moto para aligerarla del barro acumulado, y ya de paso me lavé a mí mismo, que iba bueno.

Última foto en lo más alto del puerto,



y a continuación, descenso vertiginoso hacia el valle de Tsana, la única población en muchos kilómetros.





Ojito con las sorpresas. Estos agujeros eran bastante frecuentes.



Progresivamente la ruta deja atrás las montañas nevadas y se interna por zonas más angostas, notables por su exuberante vegetación, el barro y las nubes de insectos.



Tuve que parar unos minutos a causa de unas obras de mantenimiento.



Allí estuvieron moviendo piedras y tronchando árboles largo rato mientras yo me tostaba al sol.



Finalmente me dieron pista libre. Casi abajo del puerto paré a charlar con unos ciclistas que seguían una ruta parecida a la mía. Estos sí que tienen mérito.



Reposté en Tsageri en mi gasolinera "de confianza" y seguí mi periplo por ex-carreteras en diferentes estados de destrucción. Cerca de Achara me detuve a refrescarme en esta caudalosa fuente,



que resultó ser en realidad un área de servicio en toda regla para las marshrutkas, que paran allí con el objeto de que los pasajeros echen un trago y llenen las cantimploras para el viaje.



A Ambrulauri llegué a media tarde.



Un coche de policía me interceptó enseguida y el agente me preguntó dónde iba.

Khobakhidze Straße? Follow me.

Total, que me escoltaron hasta la guesthouse. Aunque la tenía perfectamente situada en el gps me dejé llevar. Generalmente muchas de estas casas tienen un aspecto lastimoso por fuera, esto es habitual en todo el país, pero por dentro están limpísimas y suelen ser bastante confortables. En este caso era yo el único huésped, si exceptuamos al gato que andaba por allí,




de modo que cené en compañía de los dueños, Nana y Valeryan. El menú, muy variado: pepino, remolacha, alubias, patatas fritas, albóndigas en salsa, etc. Se me olvidaba, aquí la comida por norma general arde, pero por si no es lo bastante picante, también te ofrecen pimienta y salsas corrosivas.




En cualquier caso, creo que no pude elegir mejor pensión para mi estancia en la region de Racha.

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