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martes, 19 de mayo de 2009

ATLAS'09. DÍA 3: DAMNATE - LA CATEDRAL DE ROCA. 200 kms


DÍA 3: DAMNATE - LE CATHEDRAL. 200 kms.



Nos despertamos este tercer día y comprobamos que durante la noche ha llovido un poco y que además hay niebla. La cosa no pintaba bien.


Desayunamos en el hotel a base de café con leche, mantequilla, mermelada y pan en abundancia. Me cojo unos cuantos mendrugos de este pan y me los meto en las alforjas, al final serían de lo poco que comería en esta jornada, una de las 2 etapas reinas. Ignorábamos los palizones que nos quedaban por delante. Fijáos en que el kilometraje es muy escaso comparado con las jornadas previas, además esta vez se nos hizo de noche totalmente cuando todavía estábamos encima de las motos.
En teoría la ruta del día nos debía llevar a Imilchil, nuestra base, pero la nieve nos complicó la ruta ralentizando la marcha en exceso. El track era indómito de veras, sin gasolineras y con una previsión de unos 325 kms. Para completar mi autonomía compramos 4 botellas de 1,5 litros de agua, las vaciamos y metimos 3 en mis alforjas y la otra gentilmente la llevaba amarok.
Avanzamos unos kms por asfalto y poco a poco la niebla se disipa mientras ascendemos. A poco de coger pista hacia Tilsghet, Amarok intenta salirse de un surco bastante profundo, se desvía y se estampa contra la montaña, reventando parcialmente la botella de gasolina que transportaba. Aprovecho para repostar, con tan mala fortuna que cierro mal el depósito, y unos 5 kms después compruebo que se ha derramado más de un litro de "sans plomb". La autonomía ya iba reduciéndose.
Subimos el Tizi n'Amarskine (2000 m) siguiendo una pista muy machacona y descendimos por la vertiente sur con un gran valle a nuestra derecha por donde discurría el Assif n'Zawyat.



Descendemos hasta el fondo del valle y enseguida un vadeo serio cerca de la aldea de Imi n'Ouaqqa. Me lo pateo para ver la profundidad y compruebo que hay un estrecho pasillo previo a la catarata que forma la presa por donde se puede pasar con seguridad. En la foto parece una chorrada, pero no lo era; un paso en falso y te ibas hacia la cascada o bien a las profundidades.


Aquí un servidor poniéndose un poco en remojo también:


Comenzamos un ascenso prolongado por pista con las vistas de picos nevados más impresionantes de todo el viaje. Aquí podríamos haber hecho fotos fantásticas, pero no podíamos deternernos. Observad la insignificancia de la moto comparada con las montañas:


La pista empezó a convertirse en sendero, con algunos pasos angustiosos al borde de precipicios vertiginosos. Yo me caí un par de veces a muy poca velocidad, y reconozco que me puse un poco nervioso con la altura y los abismos, curioso porque este es el tipo de enduro que he hecho siempre, pero aquí las dimensiones del paisaje imponen mucho respeto.

Finalmente el sendero desaparece por culpa de un deslizamiento de tierras y nos vemos forzados a volver sobre nuestros pasos, no sin antes atascarnos en un par de pasos trialeros que tenemos que solventar ayudándonos mutuamente. Por fortuna Amarok enseguida encuentra una pista que nos permite enlazar con la ruta prevista. Ascendemos todavía más y llegamos al techo de la primera parte de la ruta, sin duda el km 37 a 2000 metros de altitud:


Comenzamos a descender hacia un valle de arenisca roja y con abundante vegetación en las vegas del río. El panorama es espectacular, el lugar más bello de todo el viaje, pero nos vemos enredados por los habitantes de la aldea de Tarbat n'Tirsal, colgada de la falda de la montaña, con "calles" surcadas por acequias... y desgraciadamente no hay tiempo para hacer poses. Esta foto me gusta especialmente:
 
Tarbat n'Tirsal.
 Salimos de aquel laberinto de acequias cuesta abajo y volvemos a ascender por otra ladera. Vamos pasando neveros con más o menos esfuerzo. En algunos ventisqueros la nieve alcanza espesores notables, si a eso le añadimos que está blandita...


Bregando en el nevero.
Como nos temíamos, nos topamos con un nevero más difícil de lo normal, con una caída de unos 3 metros más bien fea. Amarok insiste en hacer una ruta alternativa campo a través para rodearlo, y tras unos 100 metros de pedruscos y matojos y siguiendo las indicaciones de un espontáneo, retomamos la pista bajando a pelo en diagonal por este roquedal donde con un poco de agudeza visual se intuye la ruta por donde bajamos las motos:
En el pedregal

 Finalmente coronamos el puerto de Tizi n'Tghist, en el km 60 del track a 2500 metros:

 
Tizi n'Tghist
El descenso rapidito hasta otro valle, siguiendo después por una carretera con mucha gravilla. Nos plantamos en un altiplano repleto de aldeas que se sucedían unas a otras, con decenas y decenas de niños que salían a recibirnos y jalearnos. Reconozco que en muchas de estas travesías acelerábamos más de la cuenta con tal de escapar de este gentío que nos abrumaba con sus gritos y sus gestos.
Poco después de esta serie de travesías empalmamos unos cuantos kilómetros de pistas arcillosas viradas y geniales para derrapar a saco; lástima que el peso de las alforjas y el petate a veces te hacía alargar la derrapada en exceso y te veías obligado a calmarte... temporalmente, claro.
 
Cerca de Abachkou

En este altiplano un camión a paso de tortuga bloqueaba nuestro avance, y Amarok se fue al suelo en pleno adelantamiento, afortunadamente sin mayores consecuencias. Empezamos a afrontar el puerto de categoría especial del día, km 130 de etapa, a 2700 metros de altitud, justo tras pasar Iglouane. Ascendíamos por una buena pista hasta que al salir de una curva nos topamos con un nevero de unos 50 metros de largo en subida, con cierta inclinación lateral y precipicio amenazante a la derecha. Amarok lo vio demasiado complicado e intentó buscar otra alternativa, pero finalmente le echamos valor y tiramos para alante, no sin antes patearnos la trayectoria a ver qué sorpresas nos aguardaban algunos metros después.

De exploración.
Amarok tardó un rato largo en llegar a pie hasta arriba, momento que yo aproveché para comer algo de pan; de provisiones ya íbamos mal, no calculamos bien el tema de los víveres. Ya de vuelta me informa de que la nieve termina un poco más arriba y que es viable seguir. Entre los dos empezamos a subir mi moto, pero para avanzar cada metro (cuesta arriba) sudamos tinta china.

Un respiro.
La altura y el esfuerzo empiezan a afectarnos y comenzamos a experimentar los primeros síntomas de una pájara transitoria. Recuerdo que a mitad de nevero había un árbol donde parar estratégicamente para protegernos del sol y que alcanzar ese lugar fue como llegar a un oasis en medio del desierto.

Jbel Azourki (3677)
Como podéis ver aquí un resbalón hacia el abismo podía resultar trágico. El caso es que finalmente pasamos las dos motos y proseguimos la ascensión hasta un pequeño collado, donde nos dimos cuenta de que habíamos hecho el canelo: a unos centenares de metros un camión subía hacia nosotros por una pista no contemplada en el gps. Mirad qué contento se puso Amarok:

 
Explosión de júbilo.

Aprovechamos para hacer algunas fotos con el paisaje imponente del Atlas de fondo, y otra vez para arriba.

Jbel Wawgoulzat en la distancia.
El camino continuaba subiendo, a veces con neveros donde pasábamos de milagro, pero sin fatigarnos tanto como antes. Ya íbamos calentitos, el día avanzaba, y Amarok presumía que una vez coronáramos el puerto íbamos a tener más problemas, pues el descenso sería por la cara norte y la nieve podia volver a cerrarnos el paso. ¿Qué hacer? Seguir para verlo, evidentemente. Llegamos a la cima y esto es lo que nos encontramos, el Tizi n'Tirghist bloqueado.

 
Tizi n'Tirghist (2300m)

Una barrera de nieve infranqueable de más de 2 metros de altura. Nos pusimos a pensar y mi moto la pasamos por un corredor de piedras por la izquierda, y la de amarok por la derecha, descendiendo y subiendo entre pedruscos y luego deslizándola por el nevero en ligero descenso. A aquellas alturas ya comenzábamos a dominar algo las técnicas de conducción en nieve.

Al otro lado de la barrera.

Una vez superada la barrera de nieve, el panorama que se abría ante nuestros ojos era el de una pista desolada que bordeaba las montañas salpicada aquí y allá de más ventisqueros. Otra vez la incertidumbre de si íbamos a poder llegar a alguna parte en semejantes condiciones nos embargaba. La pájara se notaba cada vez más y ya nos íbamos haciendo a la idea de que aquel día no llegábamos a nuestra base en Imilchil ni de casualidad. Estábamos sólo en el km 130, subiendo el Tizi n'Tsalli, a 2700 metros de altura, agotados de empujar las motos, con los pies mojados permanentemente desde el día anterior, hambrientos, y la tarde comenzaba a caer. Ingenuamente pensamos que el trecho que nos quedaba de puerto no podía ser tan malo como el de la ladera por la que subimos, básicamente porque no nos veíamos capaces de repetir semejantes esfuerzos, pero al poco de comenzar un breve descenso, ya estábamos metidos en los mismos fregados.

Carril estrecho del Tizi N'Tsalli.
 Aquí por primera vez vimos huellas de otras motos. Al parecer dos colegas nos habían precedido y a tenor de las trayectorias marcadas, la nieve había soportado el peso de sus máquinas. Sin duda habían pasado días antes o a primera hora de la mañana con la nieve más sólida, porque las nuestras se hundían irremisiblemente. De todos modos, nos animamos a intentar cruzar este nevero de la foto anterior a todo gas en segunda y más o menos lo conseguimos. En otras ocasiones no podías coger inercia y te atascabas sin remisión:



Un paisano que iba a pie por aquellas cimas (siempre aperece alguien en los lugares más inhóspitos) nos garantizó que podríamos continuar con las motos sin mayores problemas por aquella pista. Pues los problemas fueron similares a los de las últimas 3 horas, pero en bajada generalmente, o sea que la cosa mejoró ligeramente. En resumen, más de lo mismo, y la temperatura bajando.

 
Nieve sin fin. Tizi n'Illisi.

Las sombras se alargaban y caía la tarde. Las reservas de agua se acabaron y ante nosotros se extendía el camino más nevado que nunca. En la foto podéis distinguir a amarok avanzando en este infierno blanco:

   Cada vez más blanco.

La cosa fue mejorando a medida que descendíamos y la pista cada vez estaba más despejada. Aquí empezamos a ver el final del túnel.
 
Hartos de nieve

Un descenso rapidito en 5ª velocidad abrigados al máximo y vuelta al líquido elemento, para recordarnos que llevábamos los pies bien mojados y helados:

 
Tras la nieve, los torrentes.

Mirad lo alargadas que eran las sombras. Se nos acababa el día y no estábamos en ninguna parte. Aquí amarok estrujándose las meninges para llegar a algún sitio aquella noche ante la atenta mirada de un chaval que apareció por allí:

Consultando el gps.
 Más fotos, atención a las cimas que nos rodeaban:

Pirámide blanca.
Y yo aquí abrigado al máximo. El calorcito del sol ya había pasado. Ahora las manos iban bien refrigeradas. ¡Y los guantes de invierno en el hotel!

                              Abrigado al máximo. 

Por buenas pistas bajamos veloces hasta valles verdes que nada tenían que ver con el paisaje helado que nos había acompañado durante casi todo el día. Anochecía mientras avanzábamos lanzados por aquellas pistas facilonas. Finalmente se hizo de noche e inevitablemente, hubo que buscar lugar para acampar. Después de aquel palizón, sin comida ni bebida, helados y remojados, tocaba dormir incómodamente. Yo no me resignaba y le pregunté a amarok que si no aparecía algún poblado cercano en su gps y, ¡eureka!, existía un albergue allí mismo, a unos 2 kms!!!! Llegamos y a la luz de unas velas nos buscan una habitación de matrimonio bastante estrecha y lóbrega, sin luz ni agua ni nada, pero válida para dormir. Encima nos dieron cena caliente. Benditos alimentos y bendito lecho.

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