Vistas de página en total

viernes, 29 de abril de 2011

ATLAS 2010 OCTUBRE. DÍA 1

PRÓLOGO

Por tercera vez en menos de año y medio, el eje offroad Vigo-Tortosa se volvió a activar para poner en marcha una incursión por el norte de África durante los primeros días de octubre de 2010. En esta ocasión cuatro pilotos (Amarok, Richy, Óscar y el que escribe) completaríamos un tour de seis días y 1500 kms por el alto Atlas, bien explorando zonas nuevas, bien visitando lugares ya conocidos. Parte del recorrido tenía sabor a revancha, pues nos propusimos completar un par de rutas que, por culpa del elevado caudal de los ríos, fueron imposibles en abril de 2009. Otro aliciente para la expedición 2010 era la participación de una KTM 950 super enduro, una mole comparada con el resto de las motos, dos DRZ400E y una KTM640. El rendimiento de la 950 era una gran incógnita; sabíamos que en pistas iría bien, pero albergábamos serias sospechas sobre sus capacidades trialeras en los pasos más complicados.
Con estas premisas, condicionantes y perspectivas, la noche del sábado 2 de octubre nos reunimos los implicados con coches, remolques y motos en la terminal de embarque de Algeciras. A lo largo del día siguiente viajaríamos hasta Midelt, donde pernoctaríamos y donde comenzaría la ruta offroad en sí:

DÍA1: MIDELT- BOUMALNE. 320 kms

El inicio del viaje fue básicamente asfáltico, calculo que unos 70 kms de carretera en dirección sur nos acercaron a las primeras estribaciones del Atlas en las proximidades de Zaouia Sidi Hamza, desde donde cogeríamos las primeras pistas en dirección a Amouguer.

Muy pronto el camino se desdibujó entre las piedras de una amplia rambla:
y llegaría la primera prueba seria para la 950 y su piloto
con resultados previsibles:
Las monos, aún con carenado y maxidepósitos, lo tuvieron más fácil, claro:
Una vez superados los pedruscos de la rambla encarrilamos nuestro rumbo siguiendo un curioso surco que propiciaba el avance:

Así da gusto, ¿no?
Pero lo bueno ya se sabe que dura poco, y pronto volvimos a las habituales pistas marroquíes, con sus grietas, sus agujeros, sus irregularidades...
Como se aprecia en la foto, llevar unas alforjas resistentes es de importancia capital en una moto de más de 200 kilos, de lo contrario puedes aplastarlas en cada caída.

Siguieron después pistas más agradables
aptas para motos medianas y grandes:
Una paradita a las afueras de Tamagourt para quitarnos ropa y situarnos en el mapa
y marchamos camino de Assoul, pasando previamente por el Tizi Tagountza, en cuya base volvieron los agobios,
los enterramientos,
el auxilio rápido en carretera,
y los tropezones tontos fruto de la inexorable fuerza de la gravedad:
 La cosa iba de subida:
Lo más azaroso del puerto, curiosamente, estaba en la base:

Vean, vean:
Una vez superados los agujeros iniciales la pista ascendía plácidamente y se internaba por un curioso túnel-puente construído en 1933:
Posteriormente le dimos bien al mango a lo largo de unos páramos poco o nada bonitos: 
asta llegar al bar más próximo, donde el team naranja aprovechó para orquestar su estrategia de equipo contra el team Suzuki:
Menudas pintas:
El caso es que íbamos lanzados, tanto que decidimos no seguir hast Tinerhir como teníamos previsto y preferimos ir directamente a Boumalne, previo repostaje en el área de servicio de Aït-Hani:
El jefe de mecánicos insistió en echar un vistazo a los tornillos del colector de la Adventure, que amenazaban con soltarse en cualquier momento, pero finalmente marchamos sin pasar la revisión en tan concurrido taller:
Camino de Msemrir:
Las KTMs haciendo labor de equipo:

Durante una pausa en el fondo de un barranco nos adelantó una caravana de mulas y mujeres. Sin comentarios.
Y poco antes de salir definitivamente al asfalto, una pradera con colores alternativos a los tonos pardos, ocres o beis; un relax para la vista:
Con las últimas luces de la tarde llegamos a las gargantas del Dades y su culebreante carretera, seguramente la ruta más fotografiada de todo Marruecos:
Justo antes del anochecer arribamos a Boumalne, donde repostamos para poder partir al día siguiente con las primeras luces de la mañana.
 Para ser el primer día la kilometrada había sido notable, así que, satisfechos con la toma de contacto, nos fuimos para el hotel a cenar y descansar. Las anécdotas más sabrosas de la jornada las había brindado sin duda Óscar y su Superenduro, que acumuló 3 caídas, fijando un preocupante promedio diario que le acompañaría a lo largo de todo el viaje. Suerte que es un tipo fornido y musculoso, otro menos fuerte seguro que sucumbe pronto ante tanta leche y revolcón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog