Vistas de página en total

viernes, 12 de agosto de 2011

TRANSPORTUGAL AGOSTO 2011. DÍA 3

DÍA 3. FORT MONTINHO - FUNDAO. 245 KM

Para una vez que pillamos un buen hotel con piscina, llegamos de noche y no la disfrutamos, qué rabia.

Imagen

El gasto de agua que no hicimos lo compensamos en el buffet del desayuno: no menos de 45 minutos comiendo y bebiendo sin parar. Se supone que la ruta es de sol a sol y sin parada para almorzar ni nada parecido, así que había que llenar el buche.

Salimos de Fort Montinho atravesando el aeropuerto (¿?), un pedregal gigantesco en medio de la nada. A continuación inauguramos el lento proceso de abrir y cerrar puertas para el ganado que nos "animaría" buena parte de esta jornada. El promedio, a hacer gárgaras.

Imagen

El acceso a Monsanto, por vía empedrada

Imagen

siempre cuesta arriba.

Imagen

Una vez en lo alto de la villa Batelumes se fue de compras a una farmacia a por no sé qué pomada.

Imagen

Las vistas desde este promontorio, amplias:

Imagen

El problema de la vivienda, como en todos lados, complicado. Hay quien vive en plan troglodita.

Imagen

Otros ya resolvieron ese problema y los alojaron junto al precipicio.

Imagen

Había que salir de allí. Circulamos por empinadas callejuelas

Imagen

hasta dar con la salida del recinto.

Imagen

La bajada al llano transcurría por una nueva calzada,

Imagen

amplia en general,

Imagen

estrecha otras veces.

Imagen

Poco después los problemas no fueron de anchura, sino de altura.

Imagen

En Idanha a Velha nos detuvimos un instante para contemplar la fortaleza,

Imagen

y sin más dIlación enfilamos la salida del lugar por el puente romano

Imagen

que a buen seguro resistirá en pie unos cuantos siglos más.

Imagen

A Idanha-a-Nova subimos, cómo no, por una calzada.

Imagen

Repostamos y continuamos ruta hacia el oeste. Fue entonces cuando Batelumes detectó un ruidito molesto en la trasmisión de la Adventure, así que paramos bajo unos pinos y allí estuvo un rato diagnosticando la avería. Detectó, entre otras cosas, que los rodamientos de las bieletas tenían un juego de narices, pero el ruidito parecía venir de algunos eslabones gripados de la cadena, problema que resolvió con un poco de grasa.

Más pistas insulsas y puertas para el ganado por doquier, uf, vaya monotonía.

Imagen

Llegados a las riberas del río Ponsul, enlazamos con el recorrido de mi anterior Transportugal. Durante unos pocos kilómetros transitaría por caminos conocidos, pero en las proximidades de Castelo Branco me permití la licencia de variar la antigua ruta,

Imagen


circulando intuitivamente por la maraña de pistas forestales y cortafuegos

Imagen

que rodean la ciudad.

Imagen

A partir de aquí sólo viajaríamos hacia el norte, de regreso a Brasania, pero por una ruta diferente a la de bajada al sur, siempre más cerca de poniente.

Durante la tarde, como estaba anunciado, nos sorprendió la lluvia, pero nunca en cantidad suficiente como para ponernos los chubasqueros. Los caminos vespertinos fueron bastante ratoneros y caprichosamente retorcidos; al final ya cansaban un poco, porque tenías la sensación de que estabas haciendo el tonto con tanto avance y retroceso.

Imagen

Llegamos a una curiosa sucesión de pueblos con nombres de animales, Zebras y Orca, momento en el que se terció una nueva dosis de bebercio, sólo por variar un poco el ritmo, no por vicio, eh?

Imagen

Y ya del tirón, hasta Fundao a buscar más alimento y un catre para la noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario