Vistas de página en total

viernes, 1 de julio de 2011

TRANSPORTUGAL MARZO 2011. DÍA 7

DÍA 7. ALTER DO CHAO - PORTALEGRE - RODAO - ALCÁNTARA. 250 KMS

Penúltima jornada. Nos aproximábamos a terreno conocido y al final del viaje, si bien las previsiones meteorológicas presagiaban la llegada de una borrasca de manera inminente. El día anterior ya había notado una bajada de la temperatura y el cielo se veía cada vez más nuboso. Tenía la sensación de que en esta séptima etapa debía cubrir el mayor número de kilómetros mientras la lluvia no hiciera su aparición; si al final llovía, al menos que me pillaran los chubascos lo más cerca de casa posible.

Tras cargar el equipaje y desayunar en el pintoresco residencial http://fornodospelames.com.sapo.pt/, salí camino de Portalegre, rodando entre bosques




y grandes "herdades". El track, por desgracia, pasaba justo por esta de la foto,




y la señal me dejaba bien claro que aquel día yo no pasaría por aquella finca.



Lástima. A lo mejor, si vienes con los de http://www.endurorepublic.com/index.html, que tienen la base en el pueblo de al lado, Cabeço de Vide, puedes pasar, nunca se sabe.

Esto sudeció poco después de dejar atrás Portalegre y Alpalhao, lo que supuso abandonar definitivamente el track "ADV" y volver al track "BTT", o sea, desde aquel punto aproximadamente volvería a repetir las dos primeras etapas. Cargué combustible en Castelo de Vide y, con la confianza del que ya conoce el camino




tomé rumbo norte hacia Póvoa e Meadas,



en cuyas inmediaciones me detuve para grabar un poco de videorreportaje.

El terreno embarrado ya me resultaba familiar,




y a medida que me aproximaba a las riberas del Tajo, el relieve se tornaba más montañoso y escarpado.




Cuando llegué a Rodao, observé en lontananza una antigua atalaya, así como un empinado camino que porporcionaba acceso hacia aquel privilegiado mirador. La pendiente era seria,




pero como ya estaba de regreso a casa y el camino no me iba a ofrecer muchas más novedades, intenté el ascenso. Sabía que iba a meterme en líos, pero tantos días circulando por llanuras hicieron salir a la cabra que llevo dentro.


Las vistas del río, privilegiadas. Y las maniobras para girar la moto, delicadas.




Y de Rodao, hasta Lentiscais, prácticamente con la única compañía de los animales,




no en vano esta parte del Alentejo es una de las regiones menos pobladas de Portugal.

Cerca de Zebreira, una última parada para abrigarme bien, pues el frío arreciaba. Ojo a los guantes de látex.



Y fue cruzar la frontera, y empezar a llover, así que me detuve otra vez para refugiarme en la antigua aduana de Piedras Albas.



Me quedaban unos 10 kilómetros de asfalto hasta Alcántara, mi objetivo de aquel día, así que, en vista de que el chubasco no cesaba, decidí que merecía la pena echar un sprint bajo la lluvia hasta el hostal donde me esperaba un merecido descanso. Por supuesto, en cuanto llegué al pueblo, dejó de llover, cosas de la ley de Murphy.Volver arriba

No hay comentarios:

Publicar un comentario