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jueves, 15 de septiembre de 2011

600 KMS POR ASTURIAS, CANTABRIA Y PALENCIA. VERANO 2010-II

CANTABRIA Y PALENCIA.

Para la segunda fase nos desplazamos hasta el valle de Liébana en Cantabria. Si en Asturias las circunstancias propiciaron que usáramos las motos más de lo previsto, en Cantabria y Palencia el proyecto era moto 100%, o casi. Ya sin las restricciones familiares, instalamos la base en un hostal a pie de carretera en Camaleño, cerca de Potes, centro neurálgico de la comarca. Los propietarios del hostal, simplemente magníficos. Sin darnos tiempo a presentarnos como motoristas enseguida nos dijeron dónde aparcar el remolque y guardar las motos, y hasta nos ofrecieron una manguera para limpiar nuestras monturas. La mala noticia fue que la misma tarde de nuestra llegada a Liébana empezó a orvallar y a bajar la niebla.

A la mañana siguiente el día amaneció gris, con la carretera mojada, pero afortunadamente sin lluvia. Las cumbres más altas, sin embargo, permanecían envueltas en niebla, y nuestro plan implicaba ascender desde los 300 metros de altura de Potes hasta los 1700 de Fuentes Carrionas, el macizo que separa Cantabria de Palencia. Aunque en el valle la temperatura era benigna y la carretera empezaba a secarse, llevamos más ropa de la habitual, pues se presumía una jornada fresquita en las cimas.

Para subir a Fuentes Carrionas hay tres accesos: Ledantes, Barrio y Cucayo, todos con su señal preceptiva de "prohibido el paso", qué rabia. Bueno, pues antes de llegar a Cucayo ya habíamos repartido toda la ropa de abrigo que nos quedaba, pues nos estábamos pelando de frío. En cuanto comenzó la sección off-road nos olvidamos de la temperatura, porque hubo que concentrarse a fondo en las resbaladizas rampas que nos conducirían a la provincia de Palencia. Las empinadas pistas parecían estar enjabonadas, y mi rueda trasera (muy gastada) daba pequeños bandazos con solo insinuar la apertura del acelerador. Iba yo temiendo todo el tiempo que Marta estaría pensando en matarme por llevarla por semejantes cuestas envueltas en niebla, y que terminaría resbalando en alguna curva o surco complicado y que allí acabaríamos la excursión y que estaríamos de vuelta en el hostal a las 12 am, frustrados y empapados. Pero no, poco a poco y sin ningún contratiempo por derrapajes indeseados, culminamos:





"Los pilotos surgen de la niebla" (esta frase se convirtió en el latiguillo de la excursión):




Una vez arriba el terreno era más favorable. El valle glaciar donde nace el río Carrión (1700 m) discurre suavemente en descenso hacia Vidrieros (1400 m), y una pista principal avanza siguiendo el curso de este río y sus afluentes a los largo de 25 kms bastante placenteros para un offroader. Los primeros kms son los más verdes, con muchos prados, y aquí se concentran infinidad de rebaños de cabras, vacas, ovejas y caballos; es casi como un safari:




Lo más gratificante, el contacto con los caballos:




Muy tímidos al principio, Marta consiguió entablar buena amistad con algunos:




A mí querían comerme la camiseta:




Y luego los tíos no dejaban de seguirnos:




Tras el "momento caballos", reanudamos nuestra ruta hacia el sur. El orvallo que acompañaba a la niebla se iba atenuando, circunstancia especialmente afortunada para mí, ya que no llevaba chubasquero. A medida que nos adentrábamos en Castilla el clima mejoraba, se disipaba la niebla y el paisaje comenzaba a amarillear. Por desgracia, las nubes nos impedían ver las auténticas dimensiones del valle, pues las cumbres del Curavacas y otros picos cercanos seguían ocultas, una lástima. Por otro lado, yo tenía previsto ir a bañarnos en el arroyo que baja del Pozo Curavacas como ya hice una vez, pero con el panorama tan feo de este día, lo dejamos pasar.

Proseguimos con el descenso por el valle:




A la izquierda se puede distinguir el caminejo que sube al Pozo Curavacas. Otra vez será.




Más pisteo:




Innumerables riachuelos van fluyendo hacia el centro del valle y poco a poco dan forma al río Carrión. Inevitablemente, los vadeos estaban próximos. Ante el primer vadeo serio le propuse a Marta: "vadeo o trialera, elige". Y dijo que trialera, así que tiramos por un atajo-trialera que descubrí en mi primera visita a las Fuentes Carrionas y que te evita, aproximadamente, unos 6 vadeos del río. Cuando llevábamos unos 200 metros de sendero rocoso más o menos llano nos topamos con un cercado y una valla cuya puerta de entrada estaba cerrada a conciencia con una cadena consistente. "Esto antes no estaba", me dije para mis adentros. Muy contrariado por el obstáculo imprevisto inspeccioné un sendero secundario que bordeaba la cerca, pero decidí no liar a mi compañera en aquel fregado de final incierto. Nos volvimos por donde habíamos venido y afrontamos la serie de vadeos que se nos presentaban por delante:




Los primeros remojones hacen gracia y todo:




Marta también le fue cogiendo el punto al medio acuático:



Más agua:


El Carrión, cada vez con más caudal, se cruzaba una y otra vez en nuestro camino, y las humedades ya se hacían algo molestas:



Finalmente se cabaron las secciones fluviales y empalmamos unos cuantos kms secos en dirección hacia Vidrieros. El paisaje verde, la niebla y el orvallo de Cantabria se habían transformado en sol y sequedad en Palencia, y es que, realmente, la cordillera hace de frontera entre dos climas. Una vez en Vidrieros paramos en el único bar del pueblo, y para nuestro asombro eran ya las 3:40 pm. Estábamos convencidos de que habíamos llegado a una hora razonable para comer, pero habíamos estado tan concentrados que el tiempo nos había pasado volando, ¡alucinante! Nuestro menú consistió en cerveza, nestea, papas y unos helados, allí no había nada más.

El retorno previsto a Camaleño difería de la ida, pero suponía atravesar parte de la zona de vadeos. Busqué una ruta conocida intentando evitar el mayor número de cruces del río, pero volvimos a toparnos con la empalizada que semibloqueba el sendero-atajo de la ida. Aquí nos dimos por vencidos:




Volvimos hacia atrás y cogimos una pista sorpendentemente seca para lo que estábamos acostumbrados aquellos días y nos plantamos en Resoba. Desde aquí todo asfalto hasta casa pasando por Cervera del Pisuerga y el puerto de Piedrasluengas. Aquí, con la velocidad, el cielo encapotado y las alturas, pasamos un frío glacial. A medida que descendías desde Piedrasluengas hacia Potes la temperatura fue mejorando y tuvimos un regreso que podía haber sio medianamente plácido si no hubiera sido por el subnormal de un coche que se picó con nosotros en el descenso (con carretera húmeda), total porque le humillamos en un adelantamiento en la subida. Al final le dejamos pasar a ver si se mataba él solo.

Llegamos a Potes, repostamos para el día siguiente y de allí al hostal al descansar. Fueron algo más de 140 kms de barro, niebla, orvallo, sol, frío, calor y hambre (sólo paramos en el bar de Vidrieros) pero al final de estos días de vacaciones, tanto Marta como yo recordamos la jornada de Fuentes Carrionas como la mejor de todo el viaje.

3 comentarios:

  1. Hola Ignatius!

    veraneo en Palencia ( Herrera de Pisuerga ) y me interesaria el track ( si lo tienes ) de la ruta por las Fuentes Carrionas.
    Como está la cosa de circular en moto por ahí? Siempre por camino, nada de trialeras y tal...

    saludos!

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  2. Mírate esto:

    http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3459248

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  3. Muchas gracias ! Este verano me la hago!

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