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viernes, 2 de septiembre de 2011

600 KILÓMETROS POR NAVARRA Y GUIPÚZCOA. DÍA 2

DÍA 2. ELIZONDO-ZUBIETA-BERASTEGUI-TOLOSA-BIDANIA-AZPEITIA. 120 KMS

Para empezar la segunda jornada, desayuno a muerte en el buffet, y después a rellenar el radiador de la moto. La cafetera del día anterior fue seria, y tuve que rellenar bastante; debía haberlo hecho nada más salir del bosque, pero con las prisas y el pánico a ser devorado por alguna bestia, me olvidé.

Inicialmente seguí la carretera durante unos 20 kilómetros hasta Zubieta, donde empecé una larga subida por pistas confortables, cementadas y embarradas de manera alterna. Otras veces los caminos se volvían más agrestes, con roderas, en forma de tubo, muy empinados, con charcos, etc.




En ocasiones no había transición aparente entre camino y senda, de repente la vegetación se lo comía todo e ibas navegando por mares de helechos o arbustos sin ver donde ponías la rueda. Variedad ante todo.




Como era de esperar, en una senda de estas acabé por darme la gran torta. En un paso estrecho calculé mal y una alforja tropezó con un árbol caído. Resultado: moto y piloto ladera abajo por una blanda y verde pradera. La DRZ se quedó patas arriba manando gasolina a chorro y estuve un rato forcejeando hasta ponerla derecha. Los guantes y otras prendas se empaparon de combustible durante la operación, o sea que quedé bien ambientado durante unas horas. Aborté el asalto de aquel sendero y busqué una circunvalación por pista. Habrá que volver algún día a ver si tenía salida la muy.....

La dinámica por Guipúzcoa fue casi siempre la misma: saltar de un valle a otro atravesando una barrera montañosa surcada por infinidad de caminos y sendas de todo tipo. El gps era fundamental en aquella maraña de pistas y senderos. Si a eso le sumas la niebla casi permanente en las cimas y la compleja toponimia en euskera de los letreros, se entenderá que estuve muy contento de llevar conmigo el aparatito.




Cada caserío tiene su nombre propio y es muy improbable encontrarlo en el mapa, así que una buena cantidad de señales no servían de mucho. Algunos paneles incluían un mapa, menos mal.




A partir de Berastegui enganché con el GR9 y durante centenares de kilómetros prácticamente no abandonaría este u otro GR paralelo que usaría durante el regreso. Por muy GR que fuera aquello estaba muy en desuso. Los tramos de carretera se alternaban con atajos por senda, a veces bastante entretenidos







Generalmente acababas metiéndote en sitios vallados o comidos por la vegetación,




pero siempre tenían salida,




la dificultad radicaba en tener valor, fuerza y técnica para aventurarte por según qué lugares.
Por ejemplo, aquí el camino lógico parecía el de la derecha, pero el GR tiraba por el centro (!¡).




En Tolosa me costó reencontrar el GR,




y cuando lo hice seguimos con la misma tónica: empinados segmentos de sendero que atajaban entre las curvas de la carretera por vericuetos llenos de maleza y por donde seguramente pocos senderistas se internan.




Entre Tolosa y Albiztur el GR parecía circular paralelo a la carretera, "qué fácil será" pensaba yo, pero no, aquello fue una selva infernal. Pedí permiso para cruzar un caserío y comencé una sección de sendero entre hierbas altísimas y con una infinidad de puertas intercaladas. De verdad que por allí no pasaba nadie, menudos parajes más salvajes. Y qué cantidad de arañas, a veces llevaba hasta cinco de pasajeras a la vez.

Entre Albiztur y Bidania el sendero también trancurría paralelo a la carretera, "este si que será facil" volví a pensar, pero no, aquello fue una pista de patinaje. Había poca rampa, pero las piedras de la senda eran endiabladamente resbaladizas. Dando bandazos y traspiés logré salir de allí, hasta acabar en una taberna de carretera, donde sobre las 15:30 comí hasta casi reventar. Me lo merecía.




Por la tarde empezó a llover y el terreno seguía como siempre, húmedo, embarrado, resbaladizo, empinado a veces, comido por la vegetación...




Cerca de Azpeitia la senda continuaba por una rampa en bajada seria, que si bien en seco no supondría mayor inconveniente, con aquellas humedades ofrecía dudas en caso de que no hubiese salida abajo. Me la pateé un par de veces y al final decidí que no quería más líos aquel día. Queda pendiente pues aquel sendero del bosque para una próxima visita. Las caídas y los apuros vividos en las últimas horas me obligaban a adoptar un perfil de riesgos bajo a partir de ciertas horas de la tarde. Deshice parte del camino a través del bosque y me encaminé por carretera hacia Azpeitia donde busqué hotel y tabernas para acabar de pasar el día mientras seguía cayendo la lluvia.



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