Llevábamos dos jornadas seguidas acumulando retrasos, no nos quedaba más remedio que madrugar y ponernos al día con el track, de lo contrario Batelumes difícilmente cumpliría con sus responsabilidades laborales al día siguiente. Las circunstancias colaboraron, ya que el residencial donde nos alojamos
ofrecía un desayuno correcto pero limitado y finito, así que no perdimos excesivo tiempo alimentándonos.
No desayunamos mucho, pero por una vez tuvimos paddock cubierto:
Planteamos una etapa más larga de lo normal y no pudimos entretenernos mucho con las fotos, pero en líneas generales hubo un poco de todo.
Calzadas,
travesías de pueblitos (Linhares)
caminos serranos
pistas mesetarias
tropezones tontos,
algún charco en la serra de Reboredo,
zonas calcinadas,
y finalmente el descenso hasta la civilización (Torre de Moncorvo)
donde nos esperaba un trago largo de panaché.
Y ya del tirón, hasta Vila Flor.
En el balance del día debemos reseñar mi fatiga mental a causa de mucho camino insulso, y un dedo de la mano izquierda de Batelumes que quedó algo maltrecho tras machacárselo entre el manillar y una roca en una caída.
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