PIRENAICA JUNIO 2017. SÁBADO. LA IDA.
Durante la noche cayó un chubasco y se oyó tronar a lo lejos. Tal como anunciaban todos los pronósticos, el fin de semana estaría marcado por la alternancia de claros, nubes y lluvias en la cordillera. Con el amanecer pareció que se despejaba el cielo, así que se anunciaba una mañana con terreno en óptimas condiciones.
En el desayuno Deivid ya se puso en plan amenazante con su camiseta de
befurious, mientras otros dejaban al restaurante sin existencias de
plátanos y hacían acopio de agua Montepinos para sus camelbags.
Posteriormente, en la calle adyacente al hotel, se montaba el
tradicional pasacalle de motos, remolques y nuevos modelitos de la moda
offroad. Algunos nos modernizamos, otros acabarán en el museo
etnográfico junto a sus monturas, pues siempre les hemos visto usar la
misma moto a lo largo de casi un decenio.
Precalentamiento rapidito por carretera hasta el puente de La Reula,
y del tirón hasta cerca de Vones de Serge donde recibimos el clásico bautismo pirenaico en las aguas del río de la Wàrdia, menos caudaloso que de costumbre.
Carlos entró en el agua con su 690 cual elefante en cacharrería,
mientras que Bender provocaba su habitual oleaje de agua y lodo marca de la casa.
Pronto el camino se estrechó y se puso cuesta arriba, es lo que tiene pasar de un valle pirenaico a otro valle pirenaico.
Durante la noche cayó un chubasco y se oyó tronar a lo lejos. Tal como anunciaban todos los pronósticos, el fin de semana estaría marcado por la alternancia de claros, nubes y lluvias en la cordillera. Con el amanecer pareció que se despejaba el cielo, así que se anunciaba una mañana con terreno en óptimas condiciones.
Precalentamiento rapidito por carretera hasta el puente de La Reula,
y del tirón hasta cerca de Vones de Serge donde recibimos el clásico bautismo pirenaico en las aguas del río de la Wàrdia, menos caudaloso que de costumbre.
mientras que Bender provocaba su habitual oleaje de agua y lodo marca de la casa.
El suelo estaba recien regado y los pilotos contrarios al polvo y la sequedad se hallaron en terreno muy favorable.
La subida duró menos de lo deseable, como suele pasar, pero fue un buen aperitivo para soltar nervios y sudar un poco.
Cerca de Wils hicimos una pausa técnica para atar equipajes, enviar
mensajes, consultar la telemetría, ajustar settings y demás. Yo, como
siempre voy con la curva de potencia en modo "D" ( de dinosaurio), no
toqué nada.
Buen tiempo y buenas pistas camino del coll del Tancó; qué raro que nos saliera todo bien.
En el puerto se montó un desfile de motos cuando coincidimos con una excursión organizada, vaya jaleo. Por fortuna acabamos separándonos y cada uno se fue por su lado. En la foto, la armada KTM:
Tocaba roderar la Roteta de l'Orri. Es triste
pasar por las pistas de esquí sin nieve este año, señal inequívoca de
que nos espera un verano con pocas reservas en los embalses.
El descenso a Tors, larguísimo, unos 700 metros de desnivel por sendas,
solo interrumpido por "el tronco".
Hubo que pasar las motos a pulso, pero en lo sucesivo ya no hará falta, puesto que Deivid sacó el serrucho y generosamente hizo un boquete para que en a partir de ahora pase la gente sin siquiera agacharse.
hizo falta esforzarse.
Tuvimos el tiempo justo para repostar y revisar los settings,
e inmediatamente refugiarnos en nuestra habitual base de medidodía en aquel pueblo.
y pronto surgieron las primeras dudas.
Lo que pensábamos iba a ser un bucólico paseo por un sendero de ribera se fue conviertiendo poco a poco en un exigente y resbaladizo recorrido del que no sabíamos cómo saldríamos. Aquí sale Deivid con mi moto, yo la presto sin problema.
El jueguecito se fue complicando con una sección de palos enjabonados, bueno, mejor dicho, embarrados.
Subiendo las motos una a una nos retrasamos más de lo deseable, es lo que tiene la aventura, no suele salir bien.
DNT, que es medio rumano, se lo pasó bien, y bajó a echarnos una mano providencial al grupo trasero. También se llevó un serio calambrazo retirando un cable, es lo que tiene tomarse la molestia de abrir camino para que pasen los demás cómodamente.
Con paciencia acabamos saliendo de aquella trampa y muy pronto nos vimos rodando por terreno conocido.
De todos modos, el sendero enjabonado, también conocido como "de los
dinosaurios", hizo mella en algunos, que se saltaron el sendero aéreo y
fluvial hasta Sherry, una gozada, por cierto.
Una vez reagrupados, reanudamos la ruta rumbo oeste, pero antes hubo que
esperar a Bender unos minutos, que se había ido a explorar por su
cuenta el valle del riu d'Ancs. De todas maneras, volvimos a separarnos y
reagruparnos más veces hasta que la tormenta que se nos venía encima
terminó por estallar más allá de Senterada. Algunos acabamos
refugiándonos en un túnel, otros en una parada de autobús. Vaya
desbandada.
No quedó más remedio que enfundarnos los impermeables, tomar la nacional y, así, esquivando charcos y rayos, llegamos a la fonda de Wilayer.
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