DÍA 21. PODGORICA-KOLASIN. 140 kms
Srecko me guió por las calles de Podgorica aquella mañana de domingo y,
tras despedirnos y agradedecerle su hospitalidad, me dejó bien
encaminado hacia la aldea de Seliste, donde comenzaba un interesante
periplo por las sierras de Montenegro próximas a la frontera con
Albania.
El relieve kárstico montenegrino ya me resultaba familiar, y se hacía más descarnado cuanto más ascendía.
El
caso es que me quedé sin batería en la cámara de vídeo y me detuve al
lado del camino para cargarla con el miniPC.
Mientras tanto, le daría un vistazo a toda la tornillería del equipaje, que siempre se acaba aflojando. Estaba yo tirado por el suelo apretando tuercas cuando apareció un 4x4. No me dieron ni los buenos días ni me preguntaron si necesitaba ayuda. Directamente me sacaron la botella de rakia por la ventanilla.
Mientras tanto, le daría un vistazo a toda la tornillería del equipaje, que siempre se acaba aflojando. Estaba yo tirado por el suelo apretando tuercas cuando apareció un 4x4. No me dieron ni los buenos días ni me preguntaron si necesitaba ayuda. Directamente me sacaron la botella de rakia por la ventanilla.
-Bebe, hijo.
-Sí. Glu-glu. Gracias.
-Bebe más.
-Claro. Glu-glu.
-Un poco más no te hará daño.
-Ya voy, ya voy. Glu-glu.
-¿Alguna avería? ¿Has pinchado?
-Nada serio, un tornillo que se ha aflojado.
-Vale. Nosotros continuamos. Con el pedal que llevamos encima iremos despacito, así que nos alcanzarás enseguida. Cuando nos veas, para, que echaremos otro traguito.
-Sí. Glu-glu. Gracias.
-Bebe más.
-Claro. Glu-glu.
-Un poco más no te hará daño.
-Ya voy, ya voy. Glu-glu.
-¿Alguna avería? ¿Has pinchado?
-Nada serio, un tornillo que se ha aflojado.
-Vale. Nosotros continuamos. Con el pedal que llevamos encima iremos despacito, así que nos alcanzarás enseguida. Cuando nos veas, para, que echaremos otro traguito.
Unos minutos más tarde:
Como no podía ser de otra manera, volvimos a coincidir un poco más adelante, y mis nuevos amigos volvieron a mostrarse espléndidamente generosos.
Mientras
estábamos dándole a la botella, la muchachada de las casitas cercanas
se aproximó para echarle una ojeada a la moto y también al turista.
Los
chavales me convencieron de que el lago al que yo me dirigía era más
bien una birria, y que era mucho mejor plan quedarme allí con ellos, en
el Rikavacko Jezero. Como el aguardiente había corrido en exceso, me
pareció una excelente idea bajar un poco la temperatura corporal y
mental con una buena inmersión.
A pesar de ser domingo, el lago estaba desierto. Con la excepción de algún artefacto del pasado recorriendo sus orillas.
En efecto, era un Zastava 600 con una familia de domingueros a bordo. Esto sí es offroad.
Más
tarde aparecieron por allí Pedja, Vesna, Alexander y más gente que
celebraban una comilona campestre en una casita junto al lago. No tuve
más remedio que aceptar su invitación e inflarme a comer chuletas y
sandía y beber cerveza.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgymwFSwq_E3pNsIlESQAmOyDiiimfNI9T5h9Az48PKfp0VziSkOLLC_JocIGfPC9eXL8w39UmYTSigyQrDk5RGyuqHiOCJvCadjqE17A5wYILOqY8PTS3i0vnwi4dGSERZ1k8jrEpuZ_7P/s640/20-9.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9BVracsh8LSM9HsUyfcgoCKBRtfB3qGRXSvpaFzki52lxMpcQgTm1MixklHNnWQ91B0wBkkmzZZpoh-hdp8eBwkmQirCYlzvE8WVuuEweaNqrs72dx1wSBiwnqp66p3apIuKkguDHrPnR/s640/IMG_6037dfdfdf.jpg)
Para
postre los más inconscientes se lanzaron cuesta abajo por el prado
haciendo la croqueta. Los más moderados, con mejor criterio, optaron
por inmortalizarse cerca de una moto y dejarse de deportes extremos.
La
compañía era agradabilísma, pero debía continuar con mi ruta. Antes de
despedirnos, mis anfitriones me obsequiaron con un "gran cerdo", que es
como se conoce a las litronas de 2000 cc por estas tierras. Creo que es
uno de los regalos que más me han emocionado nunca.
En fin, se hacía tarde y daba mucha pena marcharse. Poco a poco el lago Rikavacko fue quedando allá abajo, en el valle,
![Riu :lol:](https://www.endurotgn.com/foro/images/smilies/icon_lol.gif)
y enseguida me vi rodando solo otra vez por las pistas de las montañas de Montenegro.
Tras
una breve visita al lago Bukumirsko el cielo se cerró y empezó a
lloviznar mientras atravesaba bosques camino de Kolasin. Para cuando
llegué a dicha ciudad, era ya de noche y diluviaba. Suerte tuve de
encontrar aúltima hora cobijo en casa de una anciana que vivía sola con
su gato y escuchaba a todas horas música balcánica en su transistor.
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