DOMINGO. HACIA EL MONSTRUO DE LA POBLA. 140 kms
El domingo nos fuimos en busca del Pirineo, o casi, rumbo norte. De aperitivo, nada más salir del hotel, la vertiginosa subida de Mollcorter, en las inmediaciones del castillo de Wadia.
Cornisa estrecha, zetas abundantes y rotas, desnivel constante, desarrollo ultracorto.... ¡huy cómo resbala esta 350!
Estaba cantado que de las dos Huskys, la que no llevaba vaso de expansión haría un café.
Realmente fue un descafeinado: a pesar del electroventilador, la moto expulsa un poco de refrigerante que va justo a caer encima del colector y monta una nube escandalosa. Suerte que era una fría mañana de invierno. A la izquierda de la foto se ve el sendero colgado a media ladera. ¡Me encanta!
Recuperada la moto del calentón, recorrimos unos cuantos kilómetros más de la ruta clásica hacia la capital de la comarca sin entretenernos mucho. Esta sección no era más que el warm-up que nos puso a tono para afrontar el tramo serio de la jornada: el Monstruo de la Pobla,
una senda con personalidad propia.
Hay que volver necesariamente por aquí. Menuda subida.
Te hinchas a subir. En el top 3 de mis ascensos favoritos.
Por cierto, un "runner" que bajaba caminando por la senda nos hechó un vistazo descarado a las matrículas con aviesas intenciones; algunos infelices creen que van a salvar el planeta dando un vil chivatazo.
Una vez coronamos, tuvimos los Pirineos prácticamente a nuestro alcance,
pero la manta de nieve cubría preocupantemente nuestro objetivo más próximo, así que el plan A quedaba frustrado irremediablemente.
La subida al Monstruo nos la habíamos tomado con calma y ya eran cerca de las 3 de la tarde; además yo estaba acusando el frío y no tenía ganas de pillar una pulmonía, de modo que dejamos las heroicidades para mejor ocasión y nos fuimos hacia Xirre de la Sal por cómodos senderos.
En Xirre comimos tranquilamente y nos planteamos un regreso al hotel a medio gas, bordeando el pantano de Sant Andoni primero
y descubriendo después una larga pero fea senda en bajada de 4,5 kms que nos dejó en Perm.
El regreso al hotel lo hicimos por la ribera del Sangonera Parellesa con escasa luz pero disfrutando de esos últimos kilómetros de un intenso recorrido.
El día, realmente, ya no daba para mucho más.
Total, unos 300 kms con pocas novedades pero entretenidos. Yo llegué a casa a las 11 pm, y Toni debió hacerlo más tarde de la medianoche del domingo. Creo que aprovechamos bien el finde .
El domingo nos fuimos en busca del Pirineo, o casi, rumbo norte. De aperitivo, nada más salir del hotel, la vertiginosa subida de Mollcorter, en las inmediaciones del castillo de Wadia.
Cornisa estrecha, zetas abundantes y rotas, desnivel constante, desarrollo ultracorto.... ¡huy cómo resbala esta 350!
Estaba cantado que de las dos Huskys, la que no llevaba vaso de expansión haría un café.
Realmente fue un descafeinado: a pesar del electroventilador, la moto expulsa un poco de refrigerante que va justo a caer encima del colector y monta una nube escandalosa. Suerte que era una fría mañana de invierno. A la izquierda de la foto se ve el sendero colgado a media ladera. ¡Me encanta!
Recuperada la moto del calentón, recorrimos unos cuantos kilómetros más de la ruta clásica hacia la capital de la comarca sin entretenernos mucho. Esta sección no era más que el warm-up que nos puso a tono para afrontar el tramo serio de la jornada: el Monstruo de la Pobla,
una senda con personalidad propia.
Hay que volver necesariamente por aquí. Menuda subida.
Te hinchas a subir. En el top 3 de mis ascensos favoritos.
Por cierto, un "runner" que bajaba caminando por la senda nos hechó un vistazo descarado a las matrículas con aviesas intenciones; algunos infelices creen que van a salvar el planeta dando un vil chivatazo.
Una vez coronamos, tuvimos los Pirineos prácticamente a nuestro alcance,
pero la manta de nieve cubría preocupantemente nuestro objetivo más próximo, así que el plan A quedaba frustrado irremediablemente.
La subida al Monstruo nos la habíamos tomado con calma y ya eran cerca de las 3 de la tarde; además yo estaba acusando el frío y no tenía ganas de pillar una pulmonía, de modo que dejamos las heroicidades para mejor ocasión y nos fuimos hacia Xirre de la Sal por cómodos senderos.
En Xirre comimos tranquilamente y nos planteamos un regreso al hotel a medio gas, bordeando el pantano de Sant Andoni primero
y descubriendo después una larga pero fea senda en bajada de 4,5 kms que nos dejó en Perm.
El regreso al hotel lo hicimos por la ribera del Sangonera Parellesa con escasa luz pero disfrutando de esos últimos kilómetros de un intenso recorrido.
El día, realmente, ya no daba para mucho más.
Total, unos 300 kms con pocas novedades pero entretenidos. Yo llegué a casa a las 11 pm, y Toni debió hacerlo más tarde de la medianoche del domingo. Creo que aprovechamos bien el finde .
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