Conocí a una sueca más joven y esbelta y puse en venta la Husaberg. Qué
menos que recordar estos casi tres años con la Husa con algunas fotos y
vídeos, casi todos inéditos, sola o en compañía de algunas de sus hermanas.
Con Deivid y su 450 compartimos ruta en más de una ocasión.
Como aquella tarde de tormenta en el Montsex donde yo acabé como un pollo remojado,
y él por contra se creció con los rayos y el aguacero.
Con Pere y Dani, nuestras inquietudes por el arte románico nos llevaron a otras latitudes.
Pere había pasado de la TE300 a la FE350 y no subía peor que con la 2t precisamente,
e igualmente rodaba agusto en los tramos acuáticos,
no como con la 300, la de chasis amarillo, que en el pasado le dió algún disgusto y casi se le lleva la corriente.
Dani, con la TE250 también sufrió algún resbalón en alguna remota zona artificial.
En compañía de Dani tuve ocasión de rodar por Pirineos en varias ocasiones,
Otras
incursiones acuáticas tuvieron lugar más cerca, en las ramblas de mi
región. Los de secano en cuanto vemos un charco nos zambullimos
desesperados.
En otras ramblas, las de Aragón, lo mismo, a buscar el agua por escasa que esta sea.
Hay que decir que yo soy bastante patoso en los vadeos y suelo meter la zarpa hasta el fondo.
Si es que no hay que dejarme solo. En cuanto huelo la humedad,
allí me voy, aunque ya sé que luego no agarra nada y voy a tener que empujar.
La cuestión es dejar la moto a refrescar en un arroyo navarro o donde sea.
Inevitablemente problemillas también nos han dado las azulonas. Alguna vez por exceso de velocidad,
y otras veces por pinchar en donde Cristo dio las tres voces.
Obstáculos arbóreos hemos superado unos cuantos también. Se pasa por abajo
o por el lateral.
No todo van a ser obstáculos, a veces se rueda con facilidad por suaves colinas
cuesta arriba o cuesta abajo, es lo mismo.
Con la nieve me sucede algo parecido a lo del agua: hasta que prácticamente no sepulto la moto, no paro.
Y
no será porque no sé que con la nieve no se puede más que jugar, que la
moto no tira, como me sucedió en mi puerto turolense favorito, a 1700m
de altitud en pleno invierno.
Acabas empujando más de la cuenta y sufriendo por si no no vas a poder salir, sobre todo cuando vas solo y la nevada arrecia,
pero algunos no disociamos diversión y sufrimiento, está visto.
En realidad, a mí lo que se me da bien es el secano, por eso he vuelto con pere al Sexmont en más de una ocasión.
Yo monto el recorrido y él se apunta con su 350 a la ruta que yo tenga a bien realizar.
Un placer contar con amigos como él.
Además siempre sale bien en las fotos con su indumentaria fluo.
El
románico nos atrae, ya lo habíamos dicho.
Esta modesta ermita, casi milenaria, suelo visitarla en los últimos tiempos con cierta
frecuencia. Aquí sale mi Husa con todas las bolsas que he sido capaz de
ponerle encima.
Santa Waldesca es igualmente sencilla. En lo alto de un cerro desde donde se divisan perfectamente los Pirineos, goza de un enclave magnífico.
Si hay ruinas medievales, allá voy, a ver qué me encuentro.
Merodeando por callejones atestados de vegetación y edificios decadentes quién sabe lo que puedes hallar.
Nada, evidentemente. Ya nadie vive en según que sitios.
Nos va a faltar tiempo en esta vida para acabárnoslo todo. Mejor que sea así y nos sobren sitios por descubrir.
Más al noroeste no faltan emplazamientos igualmente pintorescos. Esta vez todo en uno: ermita, puente y río.
Por este otro puente no me atreví a pasar, pero me consta que hay gente que sí lo ha hecho.
Me tuve que conformar con rodar por las antiguas vías del ferrocarril.
Iba solo y mi objetivo era acercarme a la cordillera cantábrica,
cruzarla
y una vez superadas las nubes, descansar.
Bueno,
realmente el plan suponía llegar exactamente hasta el mar, pues esta
era la última estapa de un proyecto de 1000 km costa a costa que he ido
cubriendo parcialmente a lo largo de varios años. Ahora falta hacerla
del tirón, ¿alguien se apunta?
La salida sería más o menos desde aquí:
Por decir algo, vamos, salir desde la misma playa también sería un gustazo.
Otra cosa sería la autonomía, porque me estafaron al comprar la
Husaberg. Aluciné cuando en las pruebas de las revistas y en el manual
del propietario anunciaban un depósito de 9,5 litros; de hecho fue uno
de los factores decisivos para comprarla. La triste realidad es que cabe
aproximadamente un litro menos. En la revista de turno hablaban de
autonomía que superaba los 150 kms, wow. Mi amigo Deivid se tomó la
molestia de medir la capacidad en su moto y ya me habló de 8,5, y yo
este invierno lo comprobé en plena noche cuando me quedé tirado tras 137
kms exactos, mi récord absoluto con la Husa. Eso es lo quedó en el
tanque, por supuesto tras traspasar los restos del lado derecho del
depósito tumbando la moto:
En
la gasolienra entraron 8,7 L. Suerte que soy un paquete y un lentorro y
apenas le doy al gas, otro más salvaje con suerte llega a los 120 kms.
Si
alguien ha sido capaz de meter más gasolina en ese tanque, que me lo
diga. En fin, una anécdota de aquel día por los pedregales de mi tierra.
Esperaba yo más autonomía de una moto inyectada, claro, no me salían las
cuentas; era la falsa capacidad del depósito la que falseaba el
rendimiento. Siguiendo con la inyección, las humedades no le afectan a
esta moto. Ni mi 450
ni la 350,
titubean en el agua.
Da igual si el medio es fluvial
o lacustre.
Pues anda que no nos lo pasamos bien en los ríos, igual que en los bosques,
cuanto más tupidos y coloridos, mejor,
ya saldremos de la espesura en algún momento,
y si es en una retorcida trinchera, mejor aún.
Siguiendo con la electricidad, de luces tampoco va mal la Husa. Acabar de noche es casi una costumbre.
De suspensiones, cuando abundan los pedruscos, prefiero la comodidad de las bieletas. Mi columna vertebral lo sabe bien.
Recientemente conocí a AntonioByRekluse, este sujeto de la foto de abajo,
y con él compartí las últimas salidas con la Husa.
Y claro, cuando ves a tu amigo que sale con otra más joven, más marchosa, más rubia y con mejores suspensiones...
...pues te sientes como López Vázquez en Peppermint Frappé.
Por los buenos momentos pasados juntos. Fin de la crónica.
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