DÍA 14. IOANINNA-KASTORIA. 300 kms
Día con demasiado relax que acabó por pasarme factura. Además, esta sección era la parte menos trabajada del track, y así salió.
Para empezar, un poco de turismo aeronáutico a la salida de Ioaninna. Tenían allí unos cazas tan abandonados como la misma ciudad.
La ruta me llevó por pueblos de nombre kafkiano, y no es ninguna hipérbole.
En pleno delirio con los insectos pasé por puentes con forma de oruga (Kalogeriko)
y luego por carreteras como intestinos (camino de Papingo).
Vistas de impresión en la garganta de Vikos, dicen que la más profunda del planeta,
donde coincidí con unos moteros belgas, alguno un poco insensato.
Más tarde, descanso acuático en las Rogovo Ovires, algo así como los Ojos del Rogovo.
También hay que descansar, ¿no? No todos los días van a ser de excesos.
A continuación, los placeres gastronómicos. Berenjenas, cómo no, estamos en Grecia
Buena cerveza, con un nombre asequible para principiantes del idioma griego. Y de postre, un chute de ouzo y a dormirla por ahí.
Demasiada desconexión. Cuando llegué a la alta montaña un poco más tarde
se me había olvidado que la etapa era de 300 y no de 200 kms. Y ya era tarde para repostar.
Tuve que saltarme la visita a las montañas Gramos, una pena, porque era una excursión que prometía mucho, toda ella por encima de los 2000 metros de altura. Me desvié por una carretera "importante" según el gps con la esperanza de encontrar combustible. Craso error: unos 40 kms de desolación absoluta por la típica carretera griega de montaña: asfalto blanquecino, pedruscos en la calzada, excrementos de animales por doquier, hornacinas marianas, fuentes casi en cada curva, riachuelos desmadrados sobre la calzada, etcétera. Muy interesante, pero no cuando lo que más deseas es encontrar una gasolinera con urgencia. Llegué de milagro a Kastoria. Estoy hecho un animal, como los que pasan por allí.
Día con demasiado relax que acabó por pasarme factura. Además, esta sección era la parte menos trabajada del track, y así salió.
Para empezar, un poco de turismo aeronáutico a la salida de Ioaninna. Tenían allí unos cazas tan abandonados como la misma ciudad.
En pleno delirio con los insectos pasé por puentes con forma de oruga (Kalogeriko)
y luego por carreteras como intestinos (camino de Papingo).
Vistas de impresión en la garganta de Vikos, dicen que la más profunda del planeta,
Más tarde, descanso acuático en las Rogovo Ovires, algo así como los Ojos del Rogovo.
A continuación, los placeres gastronómicos. Berenjenas, cómo no, estamos en Grecia
Buena cerveza, con un nombre asequible para principiantes del idioma griego. Y de postre, un chute de ouzo y a dormirla por ahí.
Demasiada desconexión. Cuando llegué a la alta montaña un poco más tarde
se me había olvidado que la etapa era de 300 y no de 200 kms. Y ya era tarde para repostar.
Tuve que saltarme la visita a las montañas Gramos, una pena, porque era una excursión que prometía mucho, toda ella por encima de los 2000 metros de altura. Me desvié por una carretera "importante" según el gps con la esperanza de encontrar combustible. Craso error: unos 40 kms de desolación absoluta por la típica carretera griega de montaña: asfalto blanquecino, pedruscos en la calzada, excrementos de animales por doquier, hornacinas marianas, fuentes casi en cada curva, riachuelos desmadrados sobre la calzada, etcétera. Muy interesante, pero no cuando lo que más deseas es encontrar una gasolinera con urgencia. Llegué de milagro a Kastoria. Estoy hecho un animal, como los que pasan por allí.
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