DÍA 17. TETOVO-BROD. 175 kms
Poco tránsito en la aduana de Globocica para entrar en Kosovo. Aún así, fue el paso fronterizo más lento de todos los del viaje. La carta verde no sirve en este país y hay que sacar allí mismo un seguro específico. En el caso de una moto, 15 días, 15 euros.
¿Cómo es el sur de Kosovo? Población albanesa, religión musulmana y paisaje rabiosamente verde.
Algunas pintadas daban muestra de las disputas politicas que originaron la guerra,
y algunas señales de tráfico indicaban que hasta hacía muy poco las armas estaban en la calle.
El objetivo del día era subir al pico Skarpa, a casi 2500 metros, situado justo en la frontera entre Kosovo y Macedonia.
http://ca.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=5863167
Para variar, la mañana fue pasada por agua; suerte que la lluvia no duró mucho.
La subida al Skarpa se iniciaba en el pueblo de Zaplluxho por una buena pista de grava.
La sección media, aparentemente inofensiva, ya fue más exigente a causa del engañoso terreno: suave y chocolateado, pero en realidad una trampa de barro donde la moto apenas tiraba, de modo que en ocasiones lo más sensato era salirse por la hierba mientras no tropezara con obstáculos ocultos.
Algún descansillo para respirar moto y piloto
y momentos para disfrutar a tope del entorno de las montañas Sharr.
Para rematar, unas últimas rampas muy deshechas, de las de de ir en primera, porque la moto a causa del calentón y la carburación demasiado gorda ya no daba mucho más de sí. Sin el líquido Evans, no me sorprendería haber hecho cafetera.
Fue una excursión de alta montaña que, sin equipaje y sin barro, habría sido un divertido paseo; pero que, lejos de casa, con maletas y terreno enfangado se convirtió en un serio desafío.
Poco tránsito en la aduana de Globocica para entrar en Kosovo. Aún así, fue el paso fronterizo más lento de todos los del viaje. La carta verde no sirve en este país y hay que sacar allí mismo un seguro específico. En el caso de una moto, 15 días, 15 euros.
¿Cómo es el sur de Kosovo? Población albanesa, religión musulmana y paisaje rabiosamente verde.
Algunas pintadas daban muestra de las disputas politicas que originaron la guerra,
y algunas señales de tráfico indicaban que hasta hacía muy poco las armas estaban en la calle.
El objetivo del día era subir al pico Skarpa, a casi 2500 metros, situado justo en la frontera entre Kosovo y Macedonia.
http://ca.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=5863167
Para variar, la mañana fue pasada por agua; suerte que la lluvia no duró mucho.
La subida al Skarpa se iniciaba en el pueblo de Zaplluxho por una buena pista de grava.
La sección media, aparentemente inofensiva, ya fue más exigente a causa del engañoso terreno: suave y chocolateado, pero en realidad una trampa de barro donde la moto apenas tiraba, de modo que en ocasiones lo más sensato era salirse por la hierba mientras no tropezara con obstáculos ocultos.
Algún descansillo para respirar moto y piloto
y momentos para disfrutar a tope del entorno de las montañas Sharr.
Para rematar, unas últimas rampas muy deshechas, de las de de ir en primera, porque la moto a causa del calentón y la carburación demasiado gorda ya no daba mucho más de sí. Sin el líquido Evans, no me sorprendería haber hecho cafetera.
Fue una excursión de alta montaña que, sin equipaje y sin barro, habría sido un divertido paseo; pero que, lejos de casa, con maletas y terreno enfangado se convirtió en un serio desafío.
Las vistas extasiantes duraron poco porque enseguida empezó a entrar la niebla por la vertiente kosovar
y hubo que enfundarse presto el casco y pensar en retornar a la civilización.
Me contó que había trabajado un tiempo en Salzburgo pero que por diferentes razones había vuelto a su país. No sé qué trabajo tendría en Austria pero con seguridad debía ser menos duro que su trabajo en las montañas Sharr a la intemperie. También me habló de los absurdos problemas que le planteban las nuevas fronteras a la hora de desplazarse con los rebaños. Y cómo no, obligatoriamente charlamos sobre el mal tiempo y bromeamos sobre la diferente calidad de nuestras ropas impermeables.
-Observa, made in Germany, con esto aguantamos aquí la lluvia y el frío a diario. Buen material alemán. Hay que venir preparado, hombre.
-Pues mira mi chubasquero, Adidas, made in France, llevo 15 días en moto pasando más frío que un tonto.
Poco después de despedirnos aparecieron otros pastores más jovencillos,
La compañía de los juguetones cachorros era muy agradable, pero debía seguir ruta hacia los valles de la región de Prizren.
La jornada, pasada por agua, y con suficientes emociones, tocaba a su fin. Un poco de comida basura en Dragash y enseguida rumbo a Brod,
un pueblito donde había localizado un apartado y solitario hotel de montaña. Allí pude reposar en tranquilidad, no sólo por el entorno, sino porque también era el único cliente. ¿No quería paz?
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