Vistas de página en total

lunes, 17 de septiembre de 2018

LES CORBIÈRES 2018-DÍA 1

 LES CORBIÈRES 2018-DÍA 1




Llegados a mediados de agosto resultaba imperioso salir y probar de nuevo la DRZ400 en versión aventura con el flamante depósito Safari de 17 litros y el disco sobredimensionado de 270 mm. Ni que decir tiene que igualmente debía someterse al test el piloto, prácticamente retirado de las grandes rutas desde el incidente griego. Por tanto, suma de novedades y dudas desde el inicio del periplo por el sur de Francia. ¿Qué podía suceder? 


Había que lanzarse al ruedo desde la misma frontera saliendo desde el refugio motard de Riumajor, sin excusas, cruzando el Pirineo por cotas bajas directos hacia el Rosellón.


Costó escabullirse de bosques enmarañados y frondosos hasta que pudo verse algún panorama esclarecedor  de la zona por la que me andaba moviendo, siempre camino de Amélie-les-Bains.


Fue dejar atrás la cordillera y pinchar. 50 kilómetros de estreno y ya estaba inmerso de nuevo en los fregados de siempre. Busca un montículo donde apoyar bien la moto, desmonta rueda, suda con los rigores térmicos de agosto y repara bien: en este caso cámara reforzada a la basura y montaje de otra cámara convencional a la espera de que durara unos días al menos.


Superada Ille-Sur-Tet inesperadamente el track me llevó a internarme por alguna sucia senda que animó el trayecto sin yo planearlo, y no fue la única. Me había olvidado del ¡raaaas-raaaas! que provoca el roce de los arbustos con las alforjas en los senderos más apretados, qué escándalo.


La cima del Canigó quedaba ya a mis espaldas y definitivamente estaba avanzando rumbo norte, el plan previsto.


Superados los 100 kms, a la altura de Cassagnes, bordeaba el límite del departamento de los Pirineos Orientales. Nuevo panorama de paisajes vinícolas, montañas bajas y viento incesante.


Marchaba alegremente camino del castillo de Queribus cuando calculé que el crepúsculo me sorprendería pronto en terreno exigente. Sin duda en la reparación de la rueda había consumido demasiado tiempo y difícilmente cumpliría con el proyecto del día, de modo que viré hacia la costa en busca del hispano Chateau de Salses, mi referencia para acabar la jornada, a donde llegué anocheciendo, como suele sucederme.


2 comentarios:

  1. Que mala suerte tuviste, pero al meno sabes repararlo, ahora la sudada sería fina

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, con mucho estoicismo y cerca de una buena sombra estas cosas se reparan, ya lo sabes bien.

      Eliminar