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lunes, 3 de octubre de 2011

TRANSPIRENAICA 2010-DÍA 1. GERRI DE LA SAL-CASTELLARS

TRANSPIRENAICA 2010 DÍA 1. GERRI DE LA SAL-CASTELLARS. 60 KMS

Aquel verano de 2010 Javi y el que escribe planeamos una excursión de una semana a lo largo de la cordillera pirenaica. El recorrido sería en plan ida y vuelta: tres días y medio hacia el oeste y otros tantos de regreso hacia el este. Dónde llegaríamos, nadie lo sabía, y buena prueba de ellos sería el primer día, pues solo cubrimos la irrisoria cifra de 60 kilómetros escasos. Cierto es que nos pusimos en marcha después de comer y que no esperábamos llegar mucho más allá de los 100, pero los obstáculos e inconvenientes frustraron nuestros optimistas planes.

Llegamos a medio día a la zona de campamento. Descargamos y preparamos las monturas para 6 dias intensivos de darle al gas.


Desde Gerri tomamos rumbo noroeste hacia Ancs y la collada de Sant Quiri, siempre ascendiendo.

 
La tarde era agradabilísima, las cimas conservaban todavía restos de nieve y nosotros teníamos toda la semana por delante para divertirnos con las motos por el Pirineo. Qué poco suponíamos el tormento que nos aguardaba próximamente.

Descendimos raudos hacia la Vall Fosca, donde hicimos una breve parada para amarrar bien los equipajes.


Desde pobellà enlazamos por carretera hasta Aguiró, donde comenzaría el sufrimiento. Como artífice de la ruta, sabía que el Coll d'____, un sendero de unos 3,5 kms que conecta dos valles, podía suponer un serio escollo. Pero fue más que eso, fue juez y señor de toda la excursión, porque sacó a relucir los achaques más serios de la veterana XR, y allí pasamos las horas previas al crepúsculo empujando y dando patadas.

Los inicios eran muy agradecidos, con agua abundante y sendero bien marcado:


En palabras de Javi, la entrada era paradisiaca. Un caminito como de adoquines, corriendo el agua....


... pero aquello se convirtió en una trialera seria seria, con los maletones y el saco de dormir para asegurarte que no podías saltar de la moto,  se convirtió en una secuencia de caídas, cada vez que la XR se iba al suelo levantarla y arrancarla era un suplicio.



A medida que ascendíamos la cosa se iba despejando:





En algún surco yo me enredé más de la cuenta:


El piloto de la Honda XR narró así esta parte de la ascensión: La pobre XR llevaba un calentón monumental y ni de lejos habíamos llegado al final del senderito. Escalón tras escalón iba ganando temperatura, al final el embrague dejó de actuar echando aún más leña al fuego y poniendo más dificil culminar esa trialera endemoniada.


Los ajustes sirvieron de poco. Aquel motor petardeaba que daba gusto,  el embrague tampoco andaba fino y con el calentón añadido, no arrancaba. Hubo que subirla haciendo relevos.


Javi expresó con elocuencia la situación: Yo ya estaba en el límite de la pájara. Hacía un buen rato que no tenía agua, notaba la deshidratación, un sabor amargo en la boca y algo de mareo. La muy jodida no había forma de hacerla subir, no embragaba, no arrancaba y cuando conseguías que lo hiciera acaba calando. Entre intentos, el uno y el otro estábamos los dos hechos migas. Bromeamos con estrenar los sacos de dormir allí. Y bueno, si hubieramos tenido acceso a agua.... quien sabe!

Entre obstáculos y calados de la XR, fuimos descansando, sin dejar de subir.

También hubo momentos más fluidos:


pero en general, el mal funcionamiento de la Honda nos fue retrasando y agotando a los dos pilotos. Un escalón fue especialmente crítico y nos puso al límite de la lipotimia; al final lo superamos lanzando la moto monte arriba de cualquier manera.


Culminamos un primer collado


y finalmente coronamos el puertecillo.


Mi compañero vio así el tramo restante: Ya habiendo culminado, empezamos el descenso. Que no fue menos intenso, digamos que algo más agradecido pero intenso a fin de cuentas. Como ibas viendo lo que venía delante y escuchando el ruido de un río te esperanzabas con llegar, al menos al agua. Hubo varios pasos "aereos", no  fotografiados, pero ya sin niguna fuerza nos tocó pasar las motos por un paso que tela....
  
En efecto, la bajada resultó ser más asequible claramente, aunque ya cerca de la salida nos esperaba un tramo donde la erosión había hecho desaparecer la senda y tuvimos que afrontar un paso por una cornisa muy estrecha y con notable caída lateral. No hay fotos del mismo porque hubo que pasarlo a cuatro manos. Justo a la salida del sendero, una fuente salvadora nos proporcionó agua para beber y ducharnos. 


Con muy poca luz, seguimos el track, internándonos por caminuchos deshechos y sombríos y con vadeo nocturno incluído. De noche llegamos a Malpás, donde nos avituallamos, y desde allí retrocedimos hasta Castellars donde cerca de las 12 de la noche pillamos la piltra. En total, sólo unos 60 kms de los 130 previstos.

En palabras de Javi: Habiendo salido de este atolladero y tras haber ocupado en ello toda la tarde y principios de la noche, conseguimos llegar a tierra civilizada donde nos dieron de comer y alojamiento. BENDITA CIVILIZACIÓN !!!!

En resumen, jornada inicial dura y con trialera difícil nada más salir, circunstancia que confirma la tradición macarronico-apatiense iniciada el año pasado según la cual las excursiones pirenaicas deben incluir la trialera más salvaje nada más empezar la excursión.

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