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viernes, 7 de octubre de 2011

TRANSPIRENAICA 2010-DÍA 5.ANSÓ-FISCAL-PUYARRUEGO-PLAN

TRANSPIRENAICA 2010-DÍA 5.ANSÓ-FISCAL-PUYARRUEGO-PLAN. 270KMS

La retirada implicaba un quinto día intenso que a la postre supondría la mayor kilometrada del viaje, cerca de 270 kms, suficientes para dejarte las posaderas más bien doloridas.
 
El trecho offroad entre Ansó y Hecho se neutralizó, dadas las notorias dificultades que a buen seguro encontraríamos para superar una gran subida selvática que, de bajada, ya imponía mucho respeto. Teníamos muchos kilómetros por delante y no creíamos conveniente quemarnos ya en el inicio. De modo que nos plantamos en Hecho por asfalto, y una vez allí empezamos a superar puertos y enlazar valles por caminos ya trillados.
 
La travesía entre los valles de Urdués y ArAgüés del Puerto se presentaba interesante. Primero, unos chapoteos por el barranco de Santa Eulalia, donde el camino discurría siguiendo el curso de un torrente:



A continuación, visita a la pradera anexa a la ermita de la virgen de Catarecha:



Y nuevas subidas pedregosas, desechas, y con vegetación envolvente por doquier:




La ruta nos llevaba de cabeza a un sendero ya conocido. Javi buscó una alternativa pero el camino estaba cegado:




Así que salimos de aquella selva



y nos metimos en el sendero de bajada hacia Aragüés. Al principio estaba un poco empinado



pero aquellos pagos ya nos los conocíamos sobradamente



y en menos que canta un gallo ya estábamos casi abajo del todo:



Una vez en Aragüés nos dimos el gustazo de internarnos por el llamado "sendero botánico" que nos depositó directamente a pie de carretera. Intentamos seguir el PR que llevaba hasta Jasa pero fue imposible recorrer más de 200 metros, porque la senda desaparecía entre la espesura de los sembrados. En un bar de Jasa repostamos cerveza y gaseosa, y de paso nos agenciamos un folleto explicativo de los senderos de la comarca. Con aquella información que nos vino pintiparada, nos animamos a seguir el GR entre Jasa y Aisa. La cosa no fue mal en un principio, hasta que llegamos a las primeras cuestas comprometidas. En una zeta me quede atascado, momento en el que entablé conversación a distancia con Javi, sin vernos por culpa del follaje:

-Javi! Cómo vas?
-Ha muerto... el embrague.
-Ah vale, pues por aquí está difícil. Ya bajo.


Asumí que la XR seguía dando problemas y que en aquellas condiciones no era cuestión de insistir en aquel GR que cada vez se ponía más cuesta arriba, así que nos dimos la vuelta:




Al menos aquel trecho de sendas había estado entretenido:




Salimos al asfalto y ya por lo negro pasamos por Aisa, Borau y Aratorés hasta llegar a Villanúa, donde repostamos gasolina y comimos en un restaurán de carretera. Tal vez nos habría convenido buscar un lugar menos estratégico para comer, pues al rato apareció por allí una pareja de motoristas de la Guardia Civil de tráfico para echarse un trago. Como si se tratara de una película del oeste, los civiles avanzaron por el estrecho pasillo que dejaban las apelotonadas mesas del saloon mientras nosotros nos hacíamos los despistados y bajábamos el volumen de la conversación. Nuestras vestimentas nos delataban y los guardias lo tuvieron fácil para acertar con los propietarios de las sucias motos que estaban aparcadas afuera:

-Vamos a ver, ¿quién es el propietario de la Suzuki?
-Yoooo (con voz débil).
-Pues que sepa que tiene que llevar dos retrovisores, si no la multa son 200 euros.
-Por supuestooo.
-¿Van ustedes de ruta? Porque si van a coger mucha carretera hay que llevar los retrovisores. Ya lo sabe.

Creo que aquellos días los guardias estaban en plena huelga de bolis caídos, de lo contrario me podían haber empalado de lo lindo.

Repuestos del susto y con unas cuantas calorías más en nuestros estómagos, reanudamos marcha camino de la iglesia de la virgen de Iguácel, en cuyo manantial nos aprovisionamos de agua. A la ida ascendimos hasta los 1900 metros del Romanón Pelao, pero para la vuelta buscamos una alternativa pistera que nos permitiera avanzar más horizontal que no verticalmente. La improvisación nos salió bastante bien y fuimos a parar a Larrés y después a Senegüé, donde cruzamos el río Gállego por el puente de las Pilas:



 

Otras veces buscamos algún vado,


la cuestión era avanzar.


Pocos kilómetros después pasamos por el lado de esta maravilla románica a la altura de Lárrede, pero casi ni nos enteramos, menos mal que encontré una foto en la red:



Desde Larrede intentamos seguir el GR16 que nos conduciría hasta Oliván, pero un feo cortado nos impedía el paso, de modo que nos vimos forzados a empalmar por carretera. Desde Oliván, una pista larguísima nos conduciría hasta Sasa, Bergua y Fiscal pasando previamente por el collado de las Tres Cruces,





donde tuvimos ocasión de rebozarnos en el barro existente en las zonas de umbría:




En Fiscal dimos por acabada la sección offroad de aquel día. Por delante nos quedaban unos 90 kms aproximadamente para llegar hasta Plan, recorriendo previamente el cañón de Añisclo, esta vez pasando por Buerba. A causa de la estrechez de la vía, la carretera aquí se desdobla en dos rutas de una sola dirección, y si a la ida pasamos por abajo, ahora nos tocaba circular por la parte de arriba, desde donde se puede contemplar el cañón en todo su esplendor:



Finalmente llegamos a Puyarruego, localidad infestada de campistas. Se notaba que comenzaba el fin de semana y el tráfico en la carretera entre Bergua (donde repostamos) y Bielsa, era intensísimo. Quedaba una hora de luz nada más y el mogollón de turistas que invadía el Pirineo en dirección a Plan amenazaba con no dejar ni una cama libre para un par de motoristas, pero aún así decidimos dirigirnos hacia el final de etapa previsto. Los últimos 30 kilómetros los recorrimos en penumbra por una interesante carretera llena de túneles, y ya de noche llegamos a Plan, donde encontramos alojamiento barato en una antediluviana casa-fonda. Subir las pesadas alforjas a la cuarta planta por aquella retorcida escalera fue el último esfuerzo del día. Pasadas ya las diez nos fuimos a celebrar una merecidísima última cena. Vaya tute nos metimos aquel día!Volver arriba

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