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martes, 4 de octubre de 2011

TRANSPIRENAICA 2010-DÍA 2. CASTELLARS-SABIÑÁNIGO

TRANSPIRENAICA 2010-DÍA 2. CASTELLARS-SABIÑÁNIGO. 200KMS

Día 2: Castellars-Malpàs-El Pont de Suert-Bonansa-Seira-Campo-Senz-Collado Cullivert-Escalona-Puyarruego-Cañón de Añisclo-Fanlo-Servisé-Fiscal-Bergua-Oliván-Senegüé-Sabiñánigo.

Tras llegar de madrugada no se sabe bien cómo a un alojamiento rural sito en la aldea de Castellars, amanecimos en esta casita.

Javi dedicó un rato antes de partir a ajustar debidamente la tensión del cable de embrague que tanta guerra nos había dado la tarde anterior...


...mientras yo echaba una ojeada al rutómetro que me había instalado en el manillar.


Aquí se ve con más detalle la chapuza. Llevaba una baraja de doce mapas que iría intercambiando a medida que avanzáramos hacia el oeste.


Salimos con clara intención de mejorar nuestro ridículo promedio de kilómetros diarios, y una sucesión de carreterillas de montaña nos permitieron avanzar rápidamente,


aunque algunas veces echamos pie a tierra para inmortalizar el paisaje con las cámaras.


Por asfalto alcanzamos el Pont de Suert



 y enseguida dejamos atrás el Noguera Ribagorçana y el pantano de Escales.


Superados Bonansa y Espés nos fuimos metiendo en terreno cada vez más offroad.


Coincidiendo con la entrada en la provincia de Huesca, la despoblación y el abandono se fueron notando cada vez más. Por aquella zona, en opinión de Javi, las pistas no están demasiado cuidadas, lo mismo están llenas de piedra como que la naturaleza las está engullendo.

Tras divertirnos por unos caminillos bastante destrozados, nos detuvimos en Seira para avituallarnos.


La siguiente parada fue en la gasolinera de Campo, y una vez pertrechados de combustible cruzamos el río Ésera rumbo a Senz y Víu.


Nuestro próximo obejtivo era alcanzar el collado Cullivert, en realidad una pradera que conecta una pista y una senda. Cuando llegas al collado mismo parece que el camino acabe allí mismo y te quedas descolocado buscando la continuación de la ruta.


Finalmente comprobamos que el track era correcto y que solo hacía falta remontar un poco la pradera 


hasta meternos en la oscura senda


 que nos permitiría enlazar con la bajada hacia Laspuña.


Desde Puyarruego nos dirigimos por carretera hacia Fanlo, siempre siguiendo el curso del cañón de Añisclo.


En el peculiar bar de Fanlo cayeron unas cervezas

  
y también hubo tiempo para echarle un vistazo al mapa


y para que Javi detectara una alarmante deformación en uno de sus neumáticos: Me di cuenta de que la rueda trasera que estrené para ese viaje tenia una deformidad. Le estaba saliendo un huevo en el lateral. Este hecho marcó parte del viaje. Además de desanimarme más, era imposible tantas puñetas juntas, ¡¡eso tenia que ser cosa de mal de ojo!!

Entre Campo y Fiscal, la travesía del cañón de Añisclo supuso 50 kilómetros de asfalto. A partir de Bergua volvimos a la tierra y el agua.
Cerca de Sasa un ganadero nos avisó de la existencia de un cable para el ganado que se interponía en nuestra ruta, y además tuvo la amabilidad de acompañarnos hasta el lugar exacto y retirarlo para que pasáramos sin mayor traba. Desde allí seguimos hacia occidente hasta  las inmediaciones del pico Oturia.

 
Con las últimas luces de la tarde nos dejamos caer hacia Oliván,

 
y ya por las vegas del río Gállego pasamos por Lárrede y Senegüé camino de Sabiñánigo, hasta recalar en el hostal Escartín. Habíamos mejorado nuestro ritmo, sobre todo si lo comparábamos con la aciaga jornada anterior, pero estaba bastante claro que de aquellas maneras no llegaríamos a las playas del Cantábrico según el calendario previsto.

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