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domingo, 4 de agosto de 2013

IRLANDA 2013. DÍAS 1-2-3. ROSSLARE-WATERFORD-ROSSCARBERY-KENMARE

1800 KMS POR IRLANDA. DÍAS 1-2-3. ROSSLARE-WATERFORD-ROSSCARBERY-KENMARE. LA COSTA SUR

Los tres primeros días los consumimos bordeando la isla por su costa más meridional.



Como en el resto de Irlanda, todo está asfaltado, así que si alguien espera una crónica offroad, que se abstenga de seguir leyendo, aviso. Utilizamos siempre vías de la red secundaria, que es como decir terciaria, porque hablamos de carreterillas estrechas, sin rectas, con rasantes y poca visibilidad. A menudo sólo cabe un coche y hay que estar pendiente en cada curva para no chocar con el que viene de frente. Curvas, lo que se dice curvas, pocas, son siempre muy suaves. Al principio, cuando veíamos letreros de DANGEROUS BENDS AHEAD pensábamos que venía una sucesión de curvas salvajes, pero en realidad no eran más peligrosas que la curva de entrada a una rotonda. En resumen, carreterillas fáciles, a veces con un poco de hierba en el centro y arbustos en los laterales.




La moto ideal para esta ruta sería una trail con ruedas asfálticas o una supermotard; nosotros llevamos tacos porque era lo que teníamos montado en el momento del viaje. Evidentemente no era lo ideal pero nos sirvieron igualmente. El mayor inconveniente que le encuentro a esas gomas es la inestabilidad extra cuando cargas mucho equipaje, especialmente cuando los tacos están nuevos y flexan en cada tumbada. El primer día notas la moto como un flan, después te habitúas.

Cada noche, un Bed & Breakfast diferente, urbano como el de Waterford




o señorial, como el de Rosscarbery.
 

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Y cada mañana, el mismo Irish breakfast, en nuestro caso sin alubias, por favor.




Para cenar, fish and chips o fast food, con muchas patatas, cómo no.




"Owenahincha beach", los topónimos gaélicos a veces parecen apaches.




Nunca nos aburrimos, la costa siempre nos sorprendía con algo digno de verse. Cuando no era un puerto recoleto,




era una ruinosa abadía







o un silencioso cementerio.










Intentamos llegar al cabo de Old Head




pero el guarda de la puerta estimó que no íbamos a jugar al campo de golf allí instalado y nos dimos la vuelta.




Nos conformamos con asomarnos a los acantilados próximos.







De faros y acantilados tuvimos buena ración. Hicimos una excursión exprofeso a Mizen Head, un faro-museo con acceso a través de un puente




rodeado de abismos sobrecogedores.




En el museo Marta intentó guiar un petrolero entre la niebla pero acabo encallando en los arrecifes.




Creo que ni con tiempo despejado lo logró, se le da mejor conducir motos,




igual que a mí.




Una pausa para una cervecita y seguimos.


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