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domingo, 1 de mayo de 2011

ATLAS 2010 OCTUBRE. DÍA 5



DÍA 5. LA CATEDRAL DE ROCA-IMILCHIL-ANERGUI. 240 KMS

Todas las informaciones acerca de la ruta entre la Catedral y Anergui a lo largo de las gargantas del Assif Melloul eran catastróficas, así que hubo que pensar en un plan B para la quinta jornada. Para salvar ese trecho nos metimos entre pecho y espalda un larguísimo rodeo por pistas polvorientas hasta Tagleft.
Este tramo no tenía ningún encanto, era una sucesión de pistas amplias sin mayor historia. El paisaje tampoco tenía nada de extraordinario. Pongo aquí una foto del team Suzuki por poner algo:
En Tagleft aquellos que íbamos más apurados decidimos repostar. Como la gasolinera estaba en ruinas, nos encaminamos a una ferretería donde nos vendieron un combustible amarillento, vete tú a saber qué tipo de gasolina era. Seguimos ruta básicamente por asfalto, ascendiendo progresivamente hasta una meseta altísima, camino de Tasraft. El antiguo camino de acceso hasta este pueblo, estrecho y lleno de agujeros y barrizales, había desaparecido, y en su lugar nos encontramos una flamante pista apta para todo tipo de vehículos. La pista seguía hasta Taghzout, y en parte había mutilado un bonito sendero que iba saltando entre las riberas del río. Por suerte, en un momento dado la pista se desviaba y podimos retomar el trazado de la antigua senda:
Como habíamos previsto, el tránsito por algunos pasos angostos iba a suponer ciertas molestias para los que llevábamos alforjas, especialmente en el caso de las más voluminosas. Algunos recordábamos ciertos pasos estrechos del 2009 donde casi desgraciamos los equipajes, véase la foto retrospectiva:
Y en efecto, Óscar, que presumía de sus bolsas Wolfman Expedition nuevecitas, las arañó de lo lindo, merced al tamaño de las bolsas y al volumen general de la 950. Bueno, sólo se cargó una de las cinchas, pero se cumplió la premonición de que allí las iba a rascar. Lo malo de trialear con maletas es que primero pasa la rueda delantera, luego el piloto, y cuando crees que ya estás libre, las alforjas impactan con una piedra, una rama o lo que sea. Si son blandas el choque es bastante elástico, pero si son rígidas...

Seguimos avanzando por otras trochas a lo largo del arroyo,
a veces interrumpiendo el trabajo de las lavanderas,
y otras veces mordiendo el polvo:
Muy entretenidos, conduciendo un buen rato entre charcos, regatos, barro y cantos rodados, llegamos al congosto donde el año anterior casi pierdo la moto arrastrado por la corriente. Lo que unos meses antes era un río fiero
ahora no pasaba de ser un mero riachuelo
donde nos divertimos
 con el agua
chapoteando como hipopótamos,
circulando a placer por dónde en tiempos anteriores apenas se podía dar un paso:
En fin, embargado por la nostalgia de aquellos tristes momentos pasados allí sacando agua del carburador de mi DRZ, salimos del cauce del río
y nos fuimos elevando sobre el valle
para reanudar nuestra ruta por pistas rocosas,
desoladas,
y polvorientas,
camino del Tizi n'Tefense, 
Los primeros caminos se encaramaban por entre curiosos riscos
y cañones abismales,

donde Óscar miraba al vacío, pensando si tirar por el precipicio su pesada moto, o bien a Amarok, su principal detractor.

Quién sabe si no debió haberla tirado, pues unas decenas de kilómetros después, en inhóspito lugar y cerca del atardecer, su máquina infiel volvió a traicionarle y pinchó.De manera prodigiosamente orquestada, al otro lado de la colina, a unos 200 metros de distancia, Richy Batelumer, el representante monocilíndrico del team KTM, también pinchó simultáneamente!

Rápidamente organizamos dos células de rescate independientes, y los limones nos aprestamos a auxiliar a los naranjitos a reparar sus trastos. Mientras estaba buscando los desmontadores, de repente vi a Óscar leyendo unos papeluchos. En efecto, se trataba del manual del usuario, exactamente en la página donde se describe el procedimiento de extracción del eje delantero. Bravo!
 Suerte que abundan los pedruscos.
Menudo pedregal!
Tras subsanar las averías alevosamente ideadas por el maléfico equipo austriaco para ralentizar la marcha del brioso equipo nipón, reanudamos la marcha disfrutando de las últimas horas de luz. 
Tras rodar largamente a través de interminables lomas pardas, salimos a una carretera por la que ascendimos a un puerto de unos 2500 metros de altura, desde donde pudimos observar el grandioso valle donde está emplazado Anergui, exacamente a 1000 metros menos de altura:
El descenso era largo.
Fue exactamente al iniciar el prolongado descenso de este puerto cuando encontramos a unos traileros alemanes acampados junto a sus vetustas motos. Entablamos conversación con ellos e intercambiamos valiosas informaciones.
Básicamente nos enteramos de que en Anergui terminaba todo: ni camino ni gasolina encontraríamos allí. Ya sabíamos de las dificultades de la ruta entre Anergui y la Catedral, pero todo parecía indicar que la ruta hacia el sur también estaba seriamente interrumpida a causa de los desprendimientos causados por las lluvias torrenciales. Providencialmente aquel día nos habíamos aprovisionado de combustible en Imilchil; si hubiésemos llegado directamente hasta Anergui confiando en encontrar allí un punto de repostaje, lo habríamos pasado mal.

Ya puestos, bajamos al pueblo, buscamos la gite d'etape, 
cenamos la mar de bien,
 y al sobre que nos fuimos.

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